Hola a todos.

Quisiera comentar el escrito de Heraldo, su concepto de fe-en-espera y algo relacionado a mi paso por el opus dei. 

Como experiencia personal expreso que yo tuve la oportunidad en la infancia, gracias a Dios, y a mis padres, de vivir los aspectos muy positivos de la religiosidad. Me animaba mucho el asistir a misa, el participar en ella y ahí viví una atmósfera de comunión total.

Después de muchos años he tenido la oportunidad de volver a existir en parte de ese mundo, y agradezco a Dios la oportunidad.

Debo comentar que para mí, el paso por el opus dei fue como una intoxicación espiritual. Dentro del opus dei había como una obsesión por favorecer todo lo que pretendía el mismo, y por criticar muchísimas cosas que eran contrarias a él. Lo pedía todo y no aceptaba un no por respuesta. Volvía a formular el requerimiento una y otra vez. Yo confieso que viví una doble vida, pues mi vida no correspondía a sus exigencias, y de alguna manera, como alguien que se equivoca en la compra de algo, ya no había manera sencilla de echarse para atrás. Ahora, como adulto, creo que ningún menor de edad está obligado a revelar su espiritualidad a otro, y si tuviera hijos los felicitaría por "mentir" si fuera necesario a aquellos que pretendan conocer y mandar en su interior.

De alguna manera la fe-en-espera fue el que nunca perdí mis recuerdos, en donde la religiosidad fue algo muy importante, a los que de alguna manera, volví.

Saludos cordiales, especialmente a Heraldo.

Lenardo Cantú.