El entorno de un supernumerario, infiel crónico, que se terminó divorciando y casando con su amante de años, acusaba a su ex mujer de adúltera.

Le inventaron una historia con el arquitecto que remodeló el apartamento al que fue a vivir, con sus tres hijos pequeños, una vez separada.

Cada encuentro profesional con el arquitecto era interpretado por los vecinos curiosos y amigos  del ex, que eran sus correveidiles, como una cita romántica. No importaba si se trataba de elegir el color de la pintura o materiales, la sentencia estaba dictada.

La pobre mujer no podía con su nueva vida, ocupaciones, y tres niños pequeños como para andar con aventuras, mientras el "real" adúltero disfrutaba de su nueva vida, despreocupado de su familia.

Es que la aureola del Opus Dei, da para todo. El por supuesto que ya no es más super, algo de coherencia le queda, pero no dejaron de humillar a su ex mujer durante bastante tiempo.

De alguna forma parece que hay que quedar siempre bien parados... Curioso, verdad?

Mónica L