Tres cosas que no dije (Dany). Y '¿solo sexo?' (Brisas).- Jose Antonio
Fecha Tuesday, 13 April 2004
Tema 070. Costumbres y Praxis


Tres cosas que no dije (Dani). Y "¿solo sexo?" (Brisas).

Querido Dani:

Te has equivocado.

En tu correo de ayer pones en mi boca TRES COSAS QUE NO DIJE en mi correo de 31-3. Efectivamente: 1/ NO te llamé "mentiroso", 2/ NO te dije que "la verdad nos hará libres", y 3/ NO te dije nada de Carlos Albás.

¿De dónde sacas esas cosas?. ¿No habrás mezclado correos de otros con mi correo?.

Por favor, léelo de nuevo y comprobarás tu error.

Yo lo he releído y sólo encuentro -rizando el rizo- una frase de la que hayas podido deducir -erróneamente- que te llamo mentiroso. La señalo a continuación. Pero esa frase no se refiere a tí sino a la Obra, y está dicha en contestación a algo que tú dijiste en tu correo del día 30.

Tú decías:

"Señalar que nos escondieron cosas es un tanto radical, cuando la radicalidad estaba en otro elemento: Nos entregábamos del todo y para siempre..."

Y a esa afirmación tuya, yo contesté:

"Mentir, sí me parece algo radical e inaceptable... La otra radicalidad... no resiste un mínimo de análisis jurídico..."

Dany, en su literalidad está claro que lo de "mentir" no te lo atribuía a tí sino a la Obra. Tú mismo lo habías afirmado antes con más suavidad al decir que "nos escondieron cosas", y yo lo escribí en toda su crudeza -"mentir"- diciendo de la Obra lo mismo que tú (que nos mintieron), pero valorándolo de otra manera, (pues yo lo consideré -por aquello del "no mentirás- como algo que también me parece radical, calificativo que tú sólo atribuías a la entrega del todo y para siempre).

Así que, tranquilo, que no te llamé mentiroso.


Querida Brisas:

Tu correo de ayer es gracioso (visto "desde fuera") y señala un grave error de los adoctrinamientos de "dentro" de la opus en materia sexual-amorosa, dirigidos a reafirmar a numerarios/as y agregados/as en su opción por la castidad.

Los argumentos que en última instancia se utilizan sobre el tema incurren en el disparate, por deformación de la realidad.

* Efectivamente, parece ser que "a ellas" se les decía que no había que pensar en las supuestas bondades del amor de un hombre dado que los hombres son egoístas y van a lo suyo, principalmente en materia sexual. Según nos dices, se decía que al hombre no le interesa "la mujer" sino sólo "el sexo de la mujer", con lo cual la razonable expectativa que tiene cualquier mujer, de "ser amada", desaparecía, y quedaba sustituida por la disparatada expectativa de "ser utilizada" sexualmente... Y, partiendo de éstos datos... ¿para qué pensar en el amor de un hombre?... Menuda tontería... ¿O acaso alguna acariciaba la idea del placer sexual?... Menuda maldad...

Y "a nosotros", efectivamente se nos decían algunas "lindezas disuasorias" sobre la supuesta bondad del amor de una mujer, que aunque no recuerdo con mucho detalle, iban en la línea argumental de que "la bondad de una mujer es todavía más efímera que su hermosura"...(esto lógicamente no contaba para "las de casa", con las que jamás nos encontraríamos, habida cuenta los miles de kilómetros que nos separaban...).

Sí recuerdo que, con motivo de una "jornada de puertas abiertas" en mi Centro de Estudios, vinieron de visita un numeroso grupo de matrimonios que rondaban los 50-55 años, y el sacerdote, en la meditación del día siguiente, nos estuvo comentando en tono sarcástico "la suerte que teníamos"... por no tener que "soportar" a una mujer... por no "tener que acostarnos con una gorda" (pues -decía- todas suelen acabar gordas, como las que habían venido de visita)... y "lindezas" similares. O sea que debíamos estar agradecidos... Gratias tibi, Deus, Gratias Tibi.... por habernos librado de semejante suplicio... Partiendo de esos datos... ¿para qué pensar en el amor de una mujer?... Menuda tontería... ¿O alguno pensaba en el placer sexual?... Menuda maldad, aparte de efímera.

Respecto a éstas formas de argumentar, Jacinto Choza dice en su libro "Metamorfosis del Cristianismo" (capítulo primero, apartado 4, Ilustración y Religión), lo siguiente:

"La tesis de que con los mismos datos se llega a las mismas soluciones cuando las personas que abordan los problemas son inteligentes, y que actualmente consideramos un argumento típico de los totalitarismos, no se percibía así ni en el medievo ni en la modernidad. Si alguien discrepaba de lo concluido en una disputatio bien llevada, o de lo convenido sobre Dios y el orden civil por las mentes ilustradas, la explicación había que buscarla en la debilidad de su inteligencia o en las desviaciones de su voluntad, es decir, solamente podían discrepar del orden propuesto los tontos y los malos..."

En ésta y en otras cuestiones yo presencié razonamientos de éste estilo en los que al final se concluía que quien discrepase o era tonto o era malo. Y la trampa solía estar en la presentación de los datos, en los que ya se falseaba la realidad... de manera que si caías en la trampa de aceptar como ciertos los datos facilitados, no tenías más remedio que aceptar las conclusiones, o pasar por tonto o por malo.

* Pensando en la posible fundamentación de ese adoctrinamiento excluyente de la posibilidad del amor y la felicidad entre hombre y mujer, me imagino que quienes asumieran la responsabilidad de esa "dirección espiritual" pensarían que ¿para qué se nos iba a ponderar la bondad del amor entre un hombre y una mujer si se suponía que no nos iba a hacer falta?

Es, en cierto modo, como las enseñanzas de vuelo que solicitaron los pilotos que derribaron las Torres Gemelas. Recientemente se ha sabido que se negaban a estudiar y a practicar las cuestiones relativas a los aterrizajes. ¿Para qué iban a aprender a aterrizar si el aterrizaje no entraba en sus planes?.

Es la política de "quemar las naves", tan valorada en la opus, y tan disparatada para cualquier observador imparcial.

Besos y abrazos para todos.

José Antonio







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