A Atomito y Heraldo, con afecto.- Ex_apéndice
Fecha Wednesday, 19 November 2008
Tema 900. Sin clasificar


Atomito vs. Heraldo. Es decir, agnosticismo versus fe. Tema antiguo. Quizá tanto como el homo sapiens, o, por lo menos, tanto como la existencia del pensamiento lógico humano.

 

Desde una posición muy personal (es decir exclusiva y vitalmente propia de mi modo concreto de ser persona) estoy muy de acuerdo con Atomito. No repetiré ni glosaré sus opiniones, porque él las expone con meridiana claridad y solo me cabe a mí decir que sencilla y llanamente concuerdo con ellas. Tampoco deseo defender mi posición, ni mucho menos convencer a nadie de cual de las dos es mejor. Quizás alguien pensará que lo correcto sería enfrascarme e implicarme en una polémica filosófico-teológica para justificar mis hipótesis. Esa polémica ya es vieja en la vida de los hombres. No entraré, por eso, en ella...



Pero al fin y a la postre todo se reduce a un problema religioso y, por tanto, todo él inmerso en un mundo acientífico: la fe. Hacer ciencia sobre la fe o las creencias religiosas es como edificar castillos en el aire. Desde una evidencia tan simple como aquella de que la fe es creer en lo que no se puede demostrar con la lógica, (tesis sobre la cual todo el mundo parece estar de acuerdo) se puede llegar a buscar otros argumentos y rizar el rizo sobre si la fe repugna o no repugna a la razón o aceptar que son válidas las verdades reveladas como fundamento del saber teológico, que es un saber apriorístico, puesto que se fundamenta es dar por supuesta la existencia de dios, o, en el mejor de los casos, dar argumentos que pretenden demostrarla, siendo así que nunca nadie ha podido demostrar la existencia de dios alguno, de forma irrefutable.

 

Releguemos (si “releguemos”; lo digo sabiendo todo el significado que tiene esa palabra) la fe al campo de las creencias, de las muy respetables creencias, de cada cual, pero no pretendamos convertirla en certeza, ni mucho en verdad exclusiva y única capaz de producir la salvación del ser humano.

 

Peor que lo anterior es pretender detentar la exclusiva en materia religiosa (de fe), y atreverse a afirmar, con una estulticia supina. que uno posee y practica la religión verdadera y que todas las demás son aproximaciones equivocadas e incompletas al verdadero dios, que curiosamente siempre es “el nuestro” y nunca “el de los “demás”.

 

Ya sé que el asunto no es tan simple como digo. También se que hay grandes teólogos capaces de elaborar complicados y sutiles argumentos con citas de autores preclaros que llenan libros y libros produciendo “Summas Teológicas”, Encíclicas, tesis e hipótesis que en algunos casos parecen llegar a la cumbre del saber y “están a punto de llegar a la cima”, es decir, a poner a dios al alcance de la mano.

 

El afán, (muy loable por otra parte) de desentrañar el misterio divino, es algo implícito en la naturaleza humana. Pero cuidado con pretender que alguien ha llegado a la solución. Es sospechosa la certeza de que algunos hacen gala, hasta caer en el  exhibicionismo, desde la “seguridad” de la fe.

 

Me he tenido que “empapuchar” a lo largo de mi vida, tanta literatura pseudocientífica e insulsa sobre el tema que, aunque no soy un especialista en la materia, tampoco soy un advenedizo, ni un recién llegado. Prefiero, sin embargo, elegir el camino de la simpleza para expresar, sin rimbombancia, las pocas y elementales ideas que se me han ocurrido al leer los sesudos escritos que estamos viendo estos días en Opuslibros.

 

Gracias por lo tanto a Atomito por la claridad de sus argumentos “formulados –en opinión de Heraldo-- al más puro estilo de Hume o B. Rusell”. Bueno, realmente el estilo es “atomita”: efectivamente lógico, sencillo, claro, directo y a la vez de gran calado. A nadie le viene mal leer a Russel o a Hume o a tantos otros, pero pienso que él (Atomito) no necesita recurrir a los estilos de otros para expresarse. Heraldo se desenvuelve dentro de la tradición aristotélico-tomista y también es brillante y claro.

 

Yo prefiero a Atomito con sus tintes “russellianos” porque utiliza exclusivamente argumentos de razón. Heraldo también razona acertadamente, claro está, aunque para mi gusto (que me corrija si me equivoco) parece que recurre a los argumentos de autoridad o de autoridades, propios del tomismo.

 

En fin, todo son opiniones y cada cual tiene sus preferencias muy respetables. Lo único reprobable es el dogmatismo porque ya sabemos, por nuestra cuota de años o décadas de pertenencia al opus, a donde nos conduce. Y es bien sabido que “el gato escaldado del agua fría huye”. Fug. Fug…

 

Con afecto para todos, gracias especiales a Agustina, y desde la paz en libertad propia de los que “gracias a dios nos fuimos”.

 

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