Erigen una iglesia dentro de la iglesia, convirtiendo sus puntos de vista en dogmas. Hacen del integrismo una falta de confianza a la verdad, un amor insuficiente a la verdad, que no llega a reconocerla y a honrarla en sus realizaciones relativas. Es una falta de "ensanchar el alma", como decía Caterina de Siena.
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