En la homilía de este domingo el sacerdote explicaba que hay que entender bien el dejar padre y madre... para seguir al Señor y comentó que nada más lejos del cristianismo que “abandonar” a los padres con el pretexto de estar “sirviendo a Dios”.

Quizás es lo que más siento de mis años en la obra: el abandono de mis padres y de mi familia en general sin motivo justificado. ¡No os podéis imaginar lo que los padres necesitan a los hijos cuando van pasando los años! ¡Y lo agradecida que estoy actualmente, pese a la distancia, de estar presente en sus vidas!.

Como se que gracias a Dios, sois muchos los numes que leéis esta página, os quería invitar a reflexionar para que no os ventiléis el dulcísimo precepto con unas cuantas ave Marías y alguna llamada de teléfono de tarde en tarde en la que los padres no dicen la verdad para no preocupar a los hijos. Y el resto se aparca en el capítulo desprendimiento.

No siempre está justificada la indiferencia y la falta de cariño y dedicación  a unos padres que os han dado la vida poniendo como pretexto la entrega a Dios. Atreveos a actuar en conciencia y no en base a unos criterios, que en tantas ocasiones han creado demasiado sufrimiento inútil.

Ojalá  el hijo  nume de turno deje de ser el que “borde los entierros” para convertirse en el hijo que hace lo que está en sus manos para estar en el día a día cuando  sus padres y familiares  lo necesitan.

Arantxa P.