Querida Majo, soy Carmen Charo. No sé si me recuerdas de Valencia, yo aunque no viví contigo, te recuerdo perfectamente, siempre sonriendo!. Creo que nos fuimos pisando los talones por Valencia, en Saomar, y luego en Murcia. Yo ya hace 19 añazos que me fui, años que han pasado cual suspiro, por lo plenos y felices que han sido, aunque no exentos de dolor.

Cuando te leí pensé que por lo que dices acabas de dejar la obra, pero al releerte hoy veo que no, ya hace 13 años de eso. 

Con todo respeto me atrevo a decirte que piensas como piensas porque aun has visto y oído poco sobre el verdadero rostro del Opus Dei. Sinceramente te digo que la obra no es para nadie, ni siquiera para tu peor enemigo!

Tu peso y valía como persona y como cristiana no se lo debes al Opus Dei ni en el más remoto de tus sueños, sino a la buena madera de la que te hizo Dios, a tus padres y a quienes te han dado seguridad y cariño en tu infancia y adolescencia.

¿Formación cristiana? Si el mensaje de Jesucristo es el Amor, dime dónde lo ves hecho vida en esa institución: en la vida de familia y en la labor apostólica.

Claro que le debemos a la obra!. Yo por lo menos el valorar la vida como la valoro hoy. Si no hubiese pasado por semejante tortura hoy sería más superficial. Le debemos el saber de primera mano que somos gente valiosa, –porque de ser inútiles no les hubiéramos servido-. El haber constatado que somos de una fortaleza fuera de serie, para poder salir adelante a pesar de lo que todos hemos sufrido y de cómo nos dejaron al salir (física, psicológica y materialmente) ¡Ya lo creo que le debemos al Opus Dei! A pesar de ellos mismos sobrevivimos!!

Mª José, espero no haberte molestado, pero es malo vivir engañada. Creo además que esto no es opinable, ya que tenemos demasiados datos constatables de cómo actúa la obra con las personas.

Un fuerte abrazo y hasta cuando quieras!

Carmen Charo