¡Hola a todos!

No soy miembro del opus, pero tengo algunos buenos amigos dentro y he estado en los últimos meses leyendo mucho sobre la Prelatura y su espiritualidad. He querido acercarme de la manera más desprejuicidad posible, porque tengo un catolicismo muy liberal y abierto y la opinión formada que tengo sobre el opus es más bien negativa. Precisamente el contraste entre esa idea que tengo y la calidad humana e intelectual de las pocas personas de la obra que he conocido me llevaron a intentar formarme un juicio propio.

Lo primero que leí fue el libro de John Allen, un conocido y liberal periodista católico norteamericano, que ofrece una visión bastante equilibrada y, a fin de cuentas, positiva. Después me puse a leer los escritos del propio Escrivá y tengo que admitir que me gustaron mucho, salvo sus escritos sobre la Iglesia, que me parecieron muy retardatarios. Sus homilías las encuentro muy hermosas, pero advierto que no las he leído literalmente, sino tratando de interpretar su lenguaje un tanto arcaico y preconciliar de una manera amplia y generosa.

Curiosamente, un amigo me ha invitado a un par de "retiros" y "convivencias" en un centro del opus en mi ciudad. Si bien no encontré nada de "anormal" ni patológico en esas actividades, sí tengo que decir que la atmósfera y la liturgia eran de una rigidez asombrosa. La teología de los predicadores era de una pobreza abismal, que contrasta con la de mis amigos miembros de la obra y con algunas obras he leído escritas por gente relacionada con ella. Todo se reducía a repetir mecánicamente lo que Escrivá decía, a ver películas de eventos masivos en los que habla el superior mundial del opus y, sobre todo, a insistir en lo mal que anda la familia, el horror que les produce la anticoncepción y cosas por el estilo.

Lo que más me sorprendió es que me encontré con una especie de contradicción muy grande: el espíritu laical que creía haber encontrado en los escritos de Escrivá estaba totalmente ausente en ese centro que conocí. En lugar de tener una actitud realmente abierta y dialogante con la realidad, me encontré con una gente a la defensiva del mundo. Y, además, mucho Escrivá, mucho opus en las charlas y muy poco evangelio. Es como si la figura de Jesús fuese poco menos que secundaria. La atmósfera, además, era cordial y educada, pero muy forzada, poco espontánea.

En fin, lo que quería preguntarles era si esa contradicción se debía a que estaba en una actividad más bien proselitista (si bien nunca se me insinuó ingresar o algo así) o si el opus es así para todos los que ya están dentro. Lo digo porque me asombra que la gente que conozco pueda vivir en una cosa tan francamente infantilizante y rígida. ¿O cabe, por el contrario, la posibilidad de que haya personas que pueden aprovechar esa estructura del Opus para llevar vidas de oración auténtica, con profundidad, espíritu crítico y libertad intelectual?

Saludos y mis mejores deseos para todos ustedes,

Isherwood