Querida juanasan (Juana Mari) y todos:

Soy Ferraguti. También coincidí contigo en Saomar, aunque tu estabas en segundo y yo en primero. Luego viví en Murcia y Cartagena, y más adelante estuve dando clase en Guadalaviar durante diez años. Como tú, hace años que no soy de la Obra (trece en concreto).

Me da alegría saber de tí, que tienes dos niños, estás dando clases y eres feliz. Además te he visto muy guapa en la foto! He dudado si escribir esto o no, y al final me he lanzado, porque leer tu artículo me ha causado tristeza. Supongo que como todos, habrás pasado muy malos momentos después de volver a Murcia y lo siento.  Para mí también ha sido muy complicado. Es difícil volver a empezar de cero y cambiar el planteamiento de la vida en un sentido tan radical, y más, te lo aseguro, cuando has estado no cinco o seis años en la Obra, sino dieciocho, como es mi caso. Te entiendo, como entiendo a todos los que han dejado su testimonio en esta página web, y no sabeis hasta que punto, porque no hay nada mejor para ponerse en los zapatos de alguien que haber utilizado esos mismos zapatos, que posiblemente te han dejado las mismas rozaduras.

Pero sin embargo considero que, en justicia, no podemos olvidar que también nos hemos llevado muchas cosas buenas de allí: en nuestra formación como personas y para el que todavía lo valore, como cristianos, y ese bagaje tan importante en la vida quizas no lo tendríamos sin haber pasado por aquella experiencia. Para mí, que ya no tengo contacto con la Obra, eso es suficiente para respetar, (no digo defender si uno en conciencia no cree que deba hacerlo), y no atacar algo que, aunque no sea lo nuestro, ha formado parte de nuestro proceso de crecimiento como personas y nos ha dejado un poso de madurez y de virtudes humanas. Creo que siempre es bueno valorar lo positivo y dejar atrás lo negativo, en el caso de que lo haya, porque es la única forma, desde mi punto de vista,de ser feliz. Aunque os suene a conocido, dejemos que "Cada caminante siga su camino". Y por supuesto, que cada uno se exprese libremente, pero recapacitar un poco antes de hacerlo creo que nunca viene mal.

Un abrazo fuerte para todos y especialmente para tí,

María José F.