Relativizando el 'escándalo'. Para E.B.E.- Salvador
Fecha Friday, 31 October 2008
Tema 125. Iglesia y Opus Dei


Estimado EBE: ¿Quién cree hoy en las instituciones? Todas las encuestas revelan la desconfianza y mala imagen que se tiene de "las instituciones formalizadas". De ahí el auge de las ONG y de los grupos informales en todos los ámbitos.

 

La engañapichanga institucional ha sido algo espectacular y recurrente durante el siglo XX.

 

Aparte del apunte sociológico anterior, hay que insistir que la jerarquía de la Iglesia es solo el gobierno visible de la misma. Repito, la Iglesia no es la jerarquía, ésta es solo su gobierno...



Análogamente como Videla y Galtieri que, en su momento, manejaban el gobierno de la Republica. Sus víctimas institucionales distinguieron perfectamente que el gobierno era una cosa y que la república argentina otra. Lo demuestra que ellos continuaron sintiéndose argentos, no quemaron sus pasaportes porque Argentina, su República, es algo más. Pasa lo mismo con la Iglesia. Ser cristiano y pertenecer a la Iglesia de Jesucristo supera bastante a los dichos, hechos y omisiones de la jerarquía, a la parte de la iglesia-institución.

 

Normalmente los gobernantes han tratado de identificar la causa o principio de ser de la institución que gestionan con su voluntad o intereses. Si políticamente eso se ve claro, ¿porqué no en el tema de la Iglesia?.

 

(La oposición a De Gaulle le criticaba que pensaba y actuaba como quien dice que la "France c'est moi". Durante el concilio Vaticano I (1870), culmen de una eclesiología monárquica, jerárquica, clericalizada y del apogeo de la iglesia-institución, ante la oposición del cardenal dominico Guido de Florencia sobre el tema de la infalibilidad, que como dogma se proclamó en ese concilio, el cual “objetaba que la infabilidad del Papa solo se daba cuando se usaba con el consejo y siguiendo la ayuda de la iglesia universal", hizo exclamar a Pio IX que “Io sono la Chiesa”, Io sono la tradizione”).

 

Me parece que no tienes en cuenta esa diferenciación de planos.

 

Por eso mismo, la Obra, como institución, como es tributaria de la Iglesia como institución, ésta difícilmente actuará sobre aquella, pues practica, en grado distinto, lo que institucionalmente se ha practicado durante siglos: la fe eclesiástica. Fe que consiste en creer, en la práctica, que el primer y más importante dogma de fe es la propia “Iglesia” (entendida como jerarquía), pues todos los otros dogmas, o moral, se derivan de lo que la “Iglesia” diga. Exactamente lo mismo pasa con el Opus Dei.

Ese tipo de fe es la que hace decir a muchos católicos muy contrarios a la Obra, incluso ex, que si la "iglesia dice que sanjosemaría es santo, lo es"; o sea a creer aunque internamente no se lo crean.

 

Si tu y yo hubiéramos sido responsables de la Iglesia, en la década de los 30 o principios de los 40, hubiéramos excomulgado a la plana mayor de los bautizados católicos Adolf Hitler, Heindrich Himmler, Hermann Göering y Martin Bormann (por cierto, su hijo se hizo religioso).

 

Secularizar el Reino de Dios por el Tercer Reich (además de su contenido y moral), pasar del Ungido o Mesías al Führer y darle a un programa racista y eugenista que implicaba la muerte de judios, gitanos, homosexuales y enfermos son argumentos teológicos suficientes para haberlos puesto de patitas en la calle.

 

Sin embargo, si consultas el órgano oficioso del Magisterio de la Iglesía (la Jerarquía), el Dezinger, constatarás que solo hay una mención del Santo Oficio respecto al nacionalsocialismo (Denz 3760-3765), concretamente contra la "ley para la evitación de descendencia con enfermedades hereditarias" de 14 de julio de 1933, que declara "intrínsecamente mala la esterilización con el fin de evitar la prole".

 

Sin embargo, el 28 de junio de 1949 (Denz. 3865) el santo oficio publica el “decreto contra el comunismo” por el cual condena y excomulga a todos aquellos que se inscriban en el PC o le presten apoyo, publiquen o lean en "libros, revistas, periódicos u hojas que defiendan la doctrina y la acción de los comunistas o escribir en ellos". Como no se mencionó explícitamente el voto al PC, el santo oficio el 25 marzo de 1959 (Denz 3930), en conexión con el decreto anterior, recuerda la excomunión ipso ipso a "aquellos que voten partidos o candidatos que, aunque no profesan principios contrarios a la doctrina católica, y se atribuyen incluso el nombre cristiano, de hecho sin embargo se asocian a los comunistas y los favorecen con su modo de actuar".

 

Como puedes observar la Iglesia como institución no funciona muy bien. Tantas razones teológicas había para condenar el nacional-socialismo como el comunismo. Sin embargo, la guerra fría, la situación política italiana u cualquier otra razón política, o "institucional", hicieron que el "Magisterio" de la iglesia-institución condenara el comunismo de la misma manera que no lo había hecho con el nacional-socialismo.

 

En España, los obispos son propietarios de una cadena radiofónica, la COPE, con algunos programas que de manera flagrante y sistemática desde hace años vulnera no solo las propias normas sobre pastoral de medios de comunicación social que ellos mismos se han dado sino principios evangélicos... y leyes civiles! (de hecho, el director de uno de sus programas estrellas ha sido condenado por tres veces por la justicia ordinaria por calumnias y difamación contra Carod-Rovira, Ruiz-Gallardón y Zarzalejos). Y a pesar de las muchas advertencias y requerimientos siguen igual. Ya me dirás de la seriedad de una institución cuyos propietarios contratan a gestores que vulneran sus propias normas!.

 

La Iglesia-institución conoce bien el Opus Dei desde los años 50. La cantidad de quejas e informes recibidos, incluso de gente relevante como Panikker (en 1964 o 1966) no permite dudar que haya ignorancia. Te recuerdo que el cardenal Montini (luego Pablo VI) prohibió (no dio la autorización) la erección de una casa del Opus Dei en Milán siendo él arzobispo. Benelli, el segundo de Pablo VI como sustituto de la secretaría de estado conocía bien la Obra y era radicalmente contrario.

 

La jerarquía también conocía los casos de pederastia; como conoce, desde los años 50, como una parte significativa de misioneros no guardan el celibato (si no todo lo contrario) en África (con evidente abuso de autoridad).

 

Todo ello contribuye socialmente al descrédito institucional (de todas las instituciones).

 

Sin embargo, teológicamente, me parece que el verdadero escándalo es una fe en la institución (cualquiera que sea). Y lo que la distingue es la llamada "dirección", que explica bien gráficamente, para el caso de la Obra, las siguientes expresiones de las obritas firmadas por sanjosemaría:

 

Surco (punto 382) dice " De modo semejante a como la Iglesia, a través del cuidado de la liturgia, nos hace intuir la belleza de los misterios de la Religión, y nos lleva a amarlos mejor, así debemos vivir - sin teatro- cierta corrección, aparentemente mundana, de respeto profundo - aun externo- hacia el Director, que nos comunica por su boca la Voluntad de Dios"; y en  el segundo párrafo del punto 59 de Camino leemos: "por eso es Voluntad de Dios que la dirección de la nave la lleve un Maestro, para que, con su luz y conocimiento, nos conduzca a puerto seguro. Y en el 62: "Director. Lo necesitas. Para entregarte, para darte...obedeciendo...."

 

Desde luego,“creer en una institución religiosa” consiste en poner en práctica esos puntos de Surco y de Camino.

 

No hace mucho es lo que describía Heraldo en sus escritos: una autodesignada burocracia de Dios se despliega, con sus correspondientes funcionarios de Dios, para que aplicar su "Voluntad" en la tierra. Eso es verdadera religión, pero no religión verdadera. Creer en una institución religiosa (llámese Iglesia u Opus Dei, en el sentido señalado por mi) es una idolatría. La prueba de algodón, para mí, que la fe en una institución no es religión verdadera es que “una religión verdadera” cree que sería fiel a sí misma si consistiera en morir (en calidad de institución o de manera formal y lo haría si así se exigiese). Una verdadera religión (no verdadera) jamás estaría dispuesta a consentir en su desaparición institucional (de ahí se entiende bien los diferentes contenidos de la fe). Ahí está el escándalo de la fe verdadera y de la que no lo es (ambas son verdaderas fes).

 

En fin, EBE., me parece excesivo escandalizarse excesivamente con las engañapichangas institucionales. Al fin y al cabo, como decía el cardenal Daniélou: “las órdenes religiosas nacen por obra y gracia del Espiritu santo y siguen su existencia por las leyes del materialismo dialéctico". Y el Opus Dei se instauró enseguida como una orden laica (instituto secular) y ha acabado como realmente es: una institución clerical (prelatura personal), permaneciendo en pie su “fe eclesiástica” (verdadera religión, pero no religión verdadera).

 

Muy cordialmente

Salvador

 







Este artículo proviene de Opuslibros
http://www.opuslibros.org/nuevaweb

La dirección de esta noticia es:
http://www.opuslibros.org/nuevaweb/modules.php?name=News&file=article&sid=13440