Sobre José Luis Perales.
Ante la pregunta de Israel Zepeda, sólo puedo contestar que José Luis Perales no es del Opus Dei, y que lo que se decía en España es que tenía una hermana numeraria auxiliar. José Luis Perales les habría regalado un equipo de música al centro donde vivía. Junto a eso es una persona que se ha dedicado a su trabajo y su familia sin generar escándalos de ningún tipo y llevando una vida privada que no trasciende. Pero eso lo hace muchísima gente, incluso ateos, por lo que de ese comportamiento no se puede deducir su pertenencia. Y porque regale algo a su hermana, tampoco se puede deducir aceptación del Opus Dei, si acaso cariño a su hermana.
Sobre la película de Camino.
Inés dice que las entradas ¡¡estaban agotadas!! Me alegro por los responsables de la sala. Debe ser la única en la que ha funcionado la película, porque no ha pasado de ser la novena en recaudación en su primer fin de semana, lo que en el campo de la comunicación de masas (en el que trabajo) se considera un fracaso. No es de extrañar que entonces Fesser haya escrito una carta abierta al Opus Dei, que ha publicado íntegra Público y pocos más. El País apenas se hace cargo (claro que eso es por no hacerle el juego a La Sexta y su conglomerado de medios, en medio de esta guerra por los derechos del fútbol en España, un gran negocio) de la carta dedicándole una noticia en la que se resume lo principal, sin darla entera.
Por mi parte, puedo añadir que el avance que se hace para la promoción de la película es bastante malo. Compañeros del mundo de la comunicación ajenos a la Obra me han dicho que les ha dado repelús, especialmente por el tema de la muerte de la niña. Por consiguiente no han ido a verla.
Por otra parte, en una estrategia bastante trabajada la Oficina de Información del Opus Dei en Madrid apenas ha emitido un comunicado. Posteriormente se remiten a él para todo lo que se les pregunta. Guste o no guste, los responsables de la Oficina saben cómo manejar situaciones de crisis y saben hacer otras cosas...
No he visto la película y desde luego si la veo es porque me la baje por internet. Entre otras razones por una muy sencilla: la familia de Alexia le dijo que podía hacer la película pero que no usase el nombre de Alexia. Fesser desoyó esta -personal y por lo tanto también respetable- petición y aun cambiando el nombre de la niña por el burdo de Camino, no omite al final de la cinta que es un homenaje a Alexia.
En toda esta polémica quien está ganando es: Alexia: su página ha incrementado enormemente el número de visitas y de donaciones. La sociedad española: que con su ausencia de seguimiento masivo de la película empieza a pasar de polémicas artificiales. Con todo esto no doy la bendición a nadie, pero como científico y analista de la comunicación de masas me parece que uno no se puede dejar llevar por sus intereses. Por eso...
Termino con una reflexión tanto artística como moralizante. Reconozco que esto último -lo de moralizante- no pasa de ser un argumento de buenas intenciones como la demostración de la existencia de Dios de San Anselmo, que es errónea, aunque no por ello deja de existir Dios, claro está.
Ante el arte y ante los medios de comunicación ocurre algo muy sencillo: se llama disonancia cognoscitiva. Véase la teoría de Leo Festinger para completarla. Haciendo una simplificación, que supondría sacar un 5 pelado en un examen, uno se expone ante lo que se siente vinculado o relacionado, evitando lo que su estructura mental no acepta habitualmente. Un ejemplo: casi ningún aficionado culé, seguiría de buena gana la información de la Liga española por el diario Marca, que es por Real Madrid. Viceversa: nadie del Real Madrid compra Sport o Mundo Deportivo. En el arte ocurre algo parecido: vemos lo que queremos ver. Uno encuentra lo que quiere encontrar. Ahora doy el salto a la moralina: lo mismo que el pecado está en la mente del que mira, no en las pinturas o esculturas de desnudos; uno con lo que ve, hace lo que quiere o interpreta lo que su estructura mental acepta.
Supo
