¿Sexto o primero? Al otro lado del biombo.- amandus
Fecha Wednesday, 29 October 2008
Tema 075. Afectividad, amistad, sexualidad


Tras muchas dudas, recojo la propuesta de Pulpos (lo siento, querida Agustina, espero con impaciencia tus instrucciones para poner los links, ahorrarte trabajo y que tu yugo y carga sean menos pesados, llegué tarde al cibermundo y me pierdo un poco con estas maquinitas) y me dispongo a escribir algunos recuerdos, esta vez con la obsexión opusdeísta como hilo conductor.

Insistían en que el sexto ocupaba ese lugar, miau! otra mentira bien gorda! Era lo primero que te preguntaban, tanto el dire como el cura, que cómo, cuándo, dónde y con quién (los pensamientos, porque actos, sólo los de yo, mi, me conmigo). Luego, con el paso del tiempo, he sabido que todo el mundo lo hace y que es completamente normal. En mi caso, la aberración llegaba al punto de que cuando "pecaba", un pobrín con quien hice la charla (inteligente, sí, pero. uffff,... feo, borde y antipático como pocos) me llegó a decir que con cada masturbación volvía a hacer sufrir toda la Pasión a Nuestro Señor Jesucristo. Sic. Y yo que era salvajemente gilipollas no me lo creía pero...  asentía...

Siendo adscrito aprendí muy bien lo que era un biombo. En mi ingenuidad yo pensaba que era algo decorativo pero no. Cuando pregunté por vez primera, me decían que era la Administración (y para mí aquella palabra imponía, luego supe que eran como mi madre y mis hermanas y que no había que mirarlas) y oía el aspirador, me acercaba cuando no me veía nadie a ver si entre las rendijas del biombo se veía algo pero no, bueno, como mucho veía alguna bata azulada. ¿Os suena eso del "prohibido prohibir"?

En aquel centro primero, ambas secciones entrábamos por la misma puerta aunque luego cada uno se dirigía a su piso preceptivo, como es lógico. Nosotros, como era el primero, subíamos por la escalera y ellas, siempre discretas, cogían el ascensor para subir al segundo. Ni que decir tiene que, cuando nos encontrábamos en el portal, se producían unas reacciones absolutamente desproporcionadas que imagino que a la portera del edificio causaban estupefacción.

Habitaciones en los centros, ya se sabe, siempre individuales o de tres como mínimo, no porque les gusten las orgías (no estaría nada mal, la verdad) sino por ese pánico irracional a que dos personas se encuentren en la intimidad.

Ahora contaré la única vez que,... no, tranquil@s, no hay ningún morbo y sí mucha ñoñería. Tenía 19 añazos, era completamente virgen, más necia que prudente, (y lo seguí siendo hasta un año y pico después de la liberación), en una convivencia de ésas con un chico de sanra, en un momento libre, !horror, agárrense, cojan agua bendita!, resulta que a este "pobrecito sensual" se le fue la mano y fue a, digamos, rozar sutilmente el triángulo de las Bermudas del muchachote (vulgarmente llamado "paquete"). No pasó nada más, lo juro por tutatis, yo creo que el chico ni se inmutó. No deja de ser un juego al que raro es el adolescente que no juega, pienso.

En mi caso había una represión y deseo contenid@s que de alguna manera tenían que salir.

Pues bien, este hecho, dado que yo era -repito- salvajemente gilipollas, lo conté en la charla porque yo lo contaba todo, como ahora, que lo estoy contando con pelos y señales. (De hecho, como me habían inculcado tanto que aquella "vocación" era pa toda la vida, me aferraba a aquellas palabras del paisano mío cuando decía que "siendo sinceros y cumpliendo las normas nos aseguraba la perseverancia". Otra baturrada más. Siempre hice ambas cosas y aquí estoy, por la gracia de Dios).

Retomo el hilo de lo que estaba contando. Ufff, amig@s, el careto del dire que me escuchaba no lo olvidaré nunca. Personajillo castizo, de la España profunda, con un bigote muy del régimen imperante en la época, con un encefalograma plano y cuyos únicos intereses eran el opus y el fútbol (él mismo se jactaba de que, en su primera juventud pasaba el domingo entero viendo, cuando no jugando, partidos de todas las emisoras y cadenas habidas y por haber).

Pues eso, cuando este individuo se recuperó de la lipotimia que le produjo mi imperdonable pecado, me contestó algo insólito:

"Bueno, veremos qué pasa, tú ya estás dentro pero este chico no podrá pitar", palabras que repito para solaz de los lectores porque yo no soy capaz de hacer un análisis de tan profundo razonamiento.

Y tantas cosas más. Llegaba a la facultad y, si se sentaba una mocica a mi lado, me cambiaba de sitio. Y me callo ya agradeciendo vuestro tiempo a quien haya llegado hasta aquí.

En resumen, yo no sé si uno nace o se hace, y no me preocupa lo más mínimo, pero yo lo que sí sé es que soy marica porque el opus me hizo así.

Y me propongo no escribr más sobre este tema porque, ya sabéis, esmateriamáspegajosaquelapez.

Gracias a Dios, nos fuimos!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

amandus







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