Comentarios sobre 'Opus Dei, la tragedia de la fe'.- Socrates
Fecha Wednesday, 29 October 2008
Tema 125. Iglesia y Opus Dei


He leído el artículo sobre "Opus Dei: La tragedia de la fe", de E.B.E., quiero comentar lo siguiente:

1) Si Escrivá se presentó como profeta, le tocaba a la jerarquía de la Iglesia discernir esto, o sea si fue profeta o no. Esto no es algo que normalmente se hace. En el caso de videntes, como los de Lourdes y Fátima, se acepta la autenticidad de la experiencia de los videntes, y se permite las peregrinaciones a un santuario. No se les declara profetas. En realidad todos los bautizados participamos en misión profética de Cristo Nuestro Señor, pero más allá de esto, no me parece que se dé declaración de la Iglesia que alguien es profeta. En todo caso, no se trataría de un profeta como los del Antiguo Testamento, que fueron trasmisores de la Revelación Divina en su desarrollo anterior a su plenitud en la Persona de Jesucristo, Verbo de Dios y plena revelación. San Pablo habla de la profecía entre los diversos carismas. También en la Didajé se habla de profetas, como un grupo particular que al parecer eran itinerantes en los primeros tiempos, pero esa institución no perduró. Estoy de acuerdo que la aprobación del Opus Dei, sea como Instituto Secular o Prelatura Personal no incluye una aprobación de Escrivá como profeta...



2) El problema con la canonización es que compromete el así llamado "poder de las llaves" o la autoridad del Papa, y en cuanto tal entiendo que es una declaración infalible. Ahora bien, la impresión que yo tengo es que lo que se canonizó, es decir, lo que se dio a conocer no fue el verdadero Escrivá, sino un mito creado por el Opus. Entiendo que también hubo presiones para que se llevara a cabo la beatificación dentro de un plazo. Entiendo que uno de los consultores de Sagrada Congregación de la Causa de los Santos, Mons. Sandro de Magistris, recibió un documento de 23,000 páginas y un plazo de seis meses para dar su voto. Rehusó porque alegó que no tenia suficiente tiempo para analizar a fondo un documento tan voluminoso. Entiendo también que el P. Ambrosio Ezer, Dominico alemán, y antes profesor de Historia Eclesiástico en el Angelicum, y luego consultor de la misma congregación, también lo rechazó. La única solución a esto de la canonización sería que se pudiera demostrar que hubo un defecto en el procedimiento y que hubo fraude. Ahora bien, es del todo improbable que esto se dé, o que el Vaticano pueda reconocer que fue engañado, o menos que se equivocó (creo que esto no sería posible) en el caso de Escrivá. Además, uno que es canonizado es presentado por la Iglesia como un modelo a imitar a los fieles. Esto presenta otro problema. Yo no soy experto en la vida de Escrivá, pero bastantes detalles que sé de él me sugieren que no es ningún modelo para los fieles. Por tanto, considero este problema insoluble.

3) Se hace mención del caso Maciel en el artículo. Yo soy ex miembro de los legionarios y creo poder opinar sobre este asunto. Me parece que allí también hubo fraude en el momento de la primera aprobación en el año 1948. No es el caso de entrar en detalles para probar esta afirmación. Ya en 1956, se dio una investigación de Maciel por adicción a drogas y abuso sexuales de menores, los seminaristas. Me parece que hubo una falta de diligencia de parte de los encargados de la investigación. Los mismos chicos que había abusado juraron en falso y declararon que no los había abusado. Eso, se puede entender dentro del contexto de una organización sumamente cerrada, y como una especie de lealtad hacia él. Además el maestro de novicios les dijo que había una persecución en contra de la congregación y del fundador. Dado que era un mago en relaciones públicas, logró el apoyo de varios cardenales, de manera que a la muerte de Pio XII, no se concluyó nada y siguió él. Las víctimas de abusos sexuales tienen grandes dificultades en llegar a hacer la denuncia pública y por eso se demoró tanto en conocer los hechos. Además, los eclesiásticos en México a quienes acudían les recomendaban "dejarlo en manos de Dios". No fue hasta 1997 que se logró darle publicidad a estas denuncias. Posteriormente se llevó un caso en contra de él en la Doctrina de la Fe. Se trataba de absolución de un cómpice en un pecado contra el sexto mandamiento, que implica excomunión latae sententiae. En un primer momento fue archivado inexplicablemente. La razón fue al parecer, debido a su amistad con el Papa Juan Pablo II. No fue hasta diciembre de 2004 cuando Ratzinger decidió reabrir el caso. Se especula que cambió de opinión porque preveía que él era papabile y también que eso pudiera ser una mancha negra en el record histórico de Juan Pablo II. Se nombró a un investigador, en la persona del sacerdote maltés John Scicluna. Él entrevistó a muchos de las víctimas de Maciel. De hecho, el mismo día de la muerte de Juan Pablo II, estaba tomando declaraciones de algunos de ellos en Nueva York.

Los antecendentes en contra de Maciel eran abrumadores. Se resolvió el caso, no en un juicio, sino conforme al Canon 1342,1: "Cuando justas causas dificulten hacer un proceso judicial, la pena puede imponerse o declararse por decreto extrajudicial; en cualquier caso, los remedios penales y las pentitencias pueden aplicarse mediante decreto". Esto es exactamente lo que se hizo. Recientemente ha trascendido que la intención de la CDF era que no se diera a conocer públicamente esta decisión, pero hubo una filtración de manera que no tuvieron más remedio que publicar una declaración a través de la Sala de Prensa del Vaticano. Ahora bien, el problema era que había habido un alto nivel de encubrimiento de Maciel incluso de parte del mismo Papa Juan Pablo II, quien en 1994 lo declaró en una carta "un guia seguro para la juventud". Obviamente, Benedicto XVI no tenía intención de ponerse a juzgar a su amado predecesor. En todo caso, hay que interpetar la sanción bastante ligera en este contexto, de manera que no podrá darse el caso de una eventual canonización, como quería él mismo y la congregación. De hecho mandó hacer una mausoleo en Roma debajo de la Iglesia de los legionarios en la Via Aurelia, que costó la nada despreciable suma de $42 millones. Alguno ha sugerido que se convierta en un monumento a las víctimas de Maciel para que jamás algo así vuelva a suceder en la Iglesia.

Sócrates







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