Libro de Ana Azanza y otras consideraciones.- Japón
Fecha Monday, 27 October 2008
Tema 900. Sin clasificar


En mi caso publicado hacia el 18 de junio de 2008, cuento mi pequeña historia, que como todas las demás, es muy respetable.

 

He leído el libro de Ana Azanza: “19 años caminando en una mentira”. Por dos veces traté de interrumpirlo, porque se me hacía largo (por cierto,¡que memoria para los nombres!), pero lo terminé pues me interesaba saber la última fase, como si fuera una película de suspense con final conocido. Como comentario te diría: tú estabas convencida hasta que tuviste el desengaño, otros parece que siguen convencidos hasta la muerte. También veo que aún respiras por tus recientes heridas, cosa normal, pero se irán cicatrizando, ya verás. Lo que más me gusta es que mantienes la fe, cosa que no pasa siempre, y que no hablas mal del Padre, como se llamaba en mis tiempos. Te veo inteligente y dices las cosas claras como pasa en la gente de la ribera del Ebro...



También he seguido parte de las intervenciones de los ex, algo que he dejado de hacer porque me iba obsesionando, recordando cosas ya superadas, se me hacía muy repetitivo y había casos penosos. “Un recuerdo que le hiera” creo que decía el Padre no me acuerdo en qué contexto”

 

La página web es una buena idea, pues ayuda a los salen al “mundo” desnuditos y a veces trastornados. Se ha creado una comunidad virtual de mutuo apoyo y eso está muy bien.

 

Yo veo así las cosas: la obra es una prelatura personal aprobada por la Iglesia y el fundador es un reconocido santo. Sus escritos ganan “fiabilidad” por esa razón. Por ejemplo, no es lo mismo lo que diga yo que lo diga un santo.

 

Los santos generan santos a su alrededor, basta ver a S. Francisco de Asís, un santo de mi devoción o a S. Ignacio de Loyola. Sin embargo, no todo el mundo de la orden, movimiento o asociación que sea, vive la espiritualidad del fundador. Sólo hay que ver cómo son algunos seguidores de estas dos órdenes tan fecundas en la Iglesia. Eso no de be escandalizarnos porque, si existe el pecado original, que algunos hoy  ponen en duda, tendemos al pecado (algo experimentado por todos) Como dice S. Pablo: quiero el bien, pero hago el mal.

 

En mi movimiento actual, talleres de oración y vida, una nueva evangelización, en una de las 14 sesiones se aprende a aceptar (entre otras cosas la vida pasada) y a perdonar, distinguiendo el perdón de comprensión y el oblativo. A muchos de vosotros os iría muy bien. Perdonad la propaganda: está en www.tovpil.org (así es el marketing).  El nombre viene de talleres de oración, padre Ignacio Larrañaga,  que es el fundador de 80 años hoy felizmente vivo. Si queréis saber si existen los TOV en vuestra diócesis no tenéis más que preguntar al secretario del sr. Obispo. (Existe en Jaén)

 

A diferencia de otros ex, siempre he mantenido la fe, que va aumentando poco a poco, la vida de oración y los sacramentos. Cuando conocí los talleres de oración y vida del P. Ignacio Larrañaga, una nueva evangelización, dije “esto es lo mío”. Sí, al final, encontré mi espiritualidad. Su centro es el amor eterno y gratuito de Dios. El Padre nos ama sin un por qué y sin un pará qué. Nos ama porque nos ama, porque es nuestro Padre y nosotros sus hijos. Como el P. Ignacio es capuchino, los talleres están impregnados de la espiritualidad del “poverello” de Asís. También ha tomado aspectos de S. Juan de la Cruz en la modalidad de oración de contemplación y de Charles de Foucault en la oración de abandono. El abandono es lo más liberador. Haces el 100% de lo que está en tu mano y dejas el resultado en manos de Dios. Aceptas lo que no puedes cambiar y eso te trae paz y alegría.

 

Entre sus muchos libros destacaría “Del sufrimiento a la paz” que ayuda a muchas personas que tienen que lidiar con ese misterio del sufrimiento humano. Los talleres no sólo te enseñan a conocer al Señor, a través de distintas modalidades de oración, sino también a disfrutar de la vida y a ser un poco más feliz, a pesar de los pesares.

 

He visto, después de 30 años, que lo que llamo la Gran Depresión (como la económica del año 29) ha sido lo mejor que me ha podido pasar y me ha hecho ser como soy. Mi trastorno bipolar, que se detectó entonces, es mi hermana enfermedad y hay otras peores y las grageas que tomo mis hermanas pastillas. Hasta mi madre es más comprensiva. “Si le hacen santo, me borro de la Iglesia” dijo en 1976. Luego, no era para tanto y sigue yendo a Misa los domingos. Está acabando de leer tu libro que encargué a una biblioteca de la Caja de la Inmaculada, pero no lee las notas a pié de página que es lo más sabroso (ya hay otro socio interesado me dijo la bibliotecaria, al prolongar el plazo de tenencia del libro). Eres un poco tiquis-mikis, dice mi madre. Para Navidad le regalé el CD de San Josemaría, como se llama ahora, pero todavía no lo ha visto.

 

Hay que ver el lado positivo:

 

A mí la ducha de agua fría, (más que ducha remojón) me hizo disfrutar más del agua caliente, que conocí más tarde y noté el gustazo del agua, haciéndote quedar más tiempo en esa grata tentación, quise decir, sensación. Pero, ¿cuánta gente en el mundo no se puede duchar, ni con agua fría, y algunos no tienen ni agua y esta en malas condiciones. Somos privilegiados.

 

La obra me fortaleció la voluntad, la memoria (aunque luego la perdí en parte, como algunos viejos, y funciono como puedo con ese pequeño lastre). Ver la oración de S. Ignacio: “Tomad, Señor, y recibir todo mi entendimiento, mi memoria…”, pues respecto a la memoria, sí lo hizo.

 

La Obra forma bien, con todas las limitaciones humanas. Me acuerdo de tertulias de gente variada donde se aprendía mucho y las propias donde se cantaba y se pasaba bien.

 

Como dije: no era mi espiritualidad y después de mucho buscar encontré la mía, aunque de todos los santos y espiritualidades, se pueden aprender cosas, dejan marca de las cosas buenas que todas tienen.

 

Me estoy enrollando, que se dice aquí. Al grano, ¿qué hacer? Acudir a los medios jurídicos necesarios para informar a la sociedad (aunque el Opus desde el principio ya tuvo mala fama) y contárselo (mejor todos los “ex” dañados juntos) al Santo Padre, aunque el ya lo sabrá. Se critica que pesquen en pecera ajena, como ejemplo, un congregante mariano o uno de Acción Católica conocen la obra y dejan todo, pero a eso se responde, son libres para ello, ¿no?

 

Alguna anécdota: - papá, soy numerario

                             - ¿numerario? O sea, de número.          

Contestaciones de S.B a la gente del colegio que llevaba:

 

-         ¿por qué no se ora con la Biblia? Porque hay escenas fuertes.

-         ¿y la opción por los pobres? Niega la mayor. No hay pobres. Uf, abra los ojos y el Evangelio: pobres siempre tendréis entre vosotros.

 

A propósito de esto. En la beatificación el Papa mencionó que los pobres quedaran algo olvidados en la Obra (aunque conozco las visitas a pobres, que también hice). Al Opus le pasa como a los jesuitas de antes, la Asociación Católica de Propagandistas o a los Legionarios de Cristo entre otros hoy, que van a evangelizar a las elites y eso está muy bien, porque la opción preferencial por los pobres no es exclusiva. Yo creo que puso a Bakita, para contrarrestar: un santo de origen noble y una esclava liberada. Curiosamente la canonizó antes que el P. Escrivá.           

 

A la película Camino no voy por no dar dinero a esa gente. El Alfa y Omega lo pone mal y es un suplemento de fiar.

 

Japón

 

Nota de Agustina. Querido Japón, es normal que ese suplemento de información religiosa ponga mal la película “Camino”: están muy metidos los del opusdei. Yo no me fiaría tanto de su crítica. Lo mejor: ve a verla y juzga por ti mismo, no te fies ni lo que se dice en Opuslibros (que hay opiniones diversas)  ni de lo que dice Alfa y Omega. Sacarás tu propia opinión, sin intermediarios, cuando la veas. Un saludo!.







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