Buenas... a todos

 

he leído lo que escribió el grupo de Alejandro y me alegro de que haya gente de la Obra que por fin da la cara de una manera conciliadora y aportando soluciones. Me pregunto, ¿quienes responderán a tantos años de preguntas y quiénes solucionarán tanto desengaño, tristezas, enfermedades?

 

Considero que el punto clave, como dice Alejandro está en un mal gobierno generado hace mucho. Se ha añadido una praxis paralela a la verdadera, los directores no han puesto su atención donde había que ponerla: esencialmente en las personas. Se han diluído en mil asuntos ajenos al bienestar espiritual y físico de las personas que dependen de ellos. Han centrado toda su atención en el proselitismo, en conseguir vocaciones, esto es muy bueno si primero se ha tenido en cuenta que aquella numeraria/o, super o agregada/o esté plenamente contenta/o como para rebozar deseos y ganas de atraer a otros al mismo camino emprendido por ella/él. Y estará plenamente contenta/o si está bien atendida/o espiritualmente (en muchos casos sí se da, en otros muchos no sucede así) y cuando siente que la vida de familia es verdadera (en muchos casos es así, en otros no, también me duele decirlo). 

 

Los directores deben ser más idóneos, no basta con que tengan vida interior, hace falta unos talentos humanos para ejercer su cargo. El problema está en que suple cualquiera porque no hay otros, basta con que se tenga una mínima dosis de confianza en ese "cualquiera" para que cumpla con el requisito.

 

Me ha dado un alivio poder expresar un tantito de lo que vivo, veo y siento a diario, ojalá y así se lo pido a Dios haya una solución a este grave problema (yo lo veo así) por el que está pasando la Obra. Mi pregunta a Alejandro: bajo qué parámetros piensas tú y quienes trabajan contigo: dignificar la labor?

 

candi