Sobre la homosexualidad.- Galileo
Fecha Friday, 02 April 2004
Tema 075. Afectividad, amistad, sexualidad


En primer lugar, gracias Tolorines (1/4) por tus acertados comentarios. No se si me he pateado la obra yo, o la obra me ha pateado a mí, en cualquier caso creo que últimamente me la pateo yo :-). Un poco de "caña" a nadie le va mal.

El escrito de Kapo (30/3), a quien admiro por su valentía, me dejó pensativo y por eso he tardado un poco en comentarlo. El tema de la homosexualidad es muy complejo y no pretendo entrar en debates globales sobre el asunto.

Lo que si quisiera puntualizar es la visión que creo tiene el opus Dei y que coincide con los sectores más "conservadores" de la Iglesia y de la misma sociedad.

Las doctrinas conservadoras consideran la homosexualidad como una desviación moralmente perversa (contra natura) de la sexualidad humana, y por tanto pecaminosa. Por ese motivo se han indicado soluciones ascéticas y en algunos casos médicas, casi siempre desde un gran desconocimiento de la realidad de las cosas, y basándose en prejuicios preestablecidos. Con el tiempo se ha visto que esas "soluciones" eran un fracaso y no consta con certeza que se haya conseguido nunca modificar la orientación sexual de una persona.

Actualmente se considera que muy probablemente -en la mayoría de los casos- la homosexualidad es de origen congénito o constitucional. Es decir, nacemos homosexuales (un 2-3 % de la población según la mayoría de estadísticas) o heterosexuales (el resto), y ya nada podremos hacer para cambiar nuestra orientación sexual en un futuro. Si eso es así, entonces habría que desvincular esa realidad de la moralidad, en si misma no podría ser buena ni mala, igual que la sexualidad heterosexual. Quisiera puntualizar que no es lo mismo haber tenido una experiencia homosexual en el pasado, que ser homosexual. Lo primero es mucho más frecuente que lo segundo, especialmente en algunas épocas o circunstancias de la vida.

En la década de los 70 la comunidad científica dejó de considerar la homosexualidad como trastorno o enfermedad y por tanto dejaron de aplicarse "tratamientos" a las personas con esa orientación, por el mero hecho de tenerla.

Lo que sucede es que como la Iglesia sólo acepta la sexualidad dentro del matrimonio y con fines procreativos, entonces a las personas homosexuales les queda totalmente prohibida una sexualidad normal, es decir basada en una atracción instintiva hacia otra persona. Tema ciertamente complejo y difícil.

Uno de los argumentos para desacreditar a esas personas ha consistido en magnificar su supuesta promiscuidad. Apunto dos cosas: en primer lugar vivimos en una sociedad promiscua y donde la sexualidad fuera del matrimonio es habitual, por tanto no habría diferencias entre ambos grupos; en segundo lugar, el no disponer de un cauce estable reconocido y aceptado socialmente (el matrimonio o la vida en pareja) aboca a esas personas a las relaciones inestables y poco duraderas, aunque en muchos casos no sea así.

En el opus Dei creo que existen algunas situaciones que motivan la expulsión "sumarísima y fulminante": la instigación contra la unidad y la homosexualidad. Creo que esa última la consideran como causa de nulidad del contrato con la prelatura, y por tanto expresar esa orientación sexual de forma inequívoca lo pueden considerar motivo de expulsión.

La obsesión sobre ese tema es bien tangible en la vida diaria en el opus Dei, quizás incluso más en la sección de mujeres, cuando las estadísticas indican que esa situación se da con mayor frecuencia entre los varones. Un ejemplo más de la misoginia en las altas esferas exclusivamente masculinas.

Las amistades particulares se prohiben porque se considera que pueden albergar alguna "perversión" y/o fomentar la desunión. De hecho, prohibir la amistad real y lo que le es más propio, hablar confidencialmente de cuestiones personales con otra persona, convierte el opus Dei en una organización "policial", con un ferreo control de la comunicación y donde el temor a la denuncia o delación siempre está presente. Ese es uno de los motivos por los que hay tantas personas "solas" en el opus Dei.

Existen otros "detalles" que ilustran esa obsesión: por ejemplo la praxis de que sólo haya dormitorios de 1, 3, 5, 6... personas. Es decir, se prohiben los dormitorios de 2 y 4 personas, pero se permiten de 3 y 5. Con la salvedad de los de 2, no entiendo la razón, a no ser que uno piense muy mal, y entonces -por ese motivo- tampoco.

Me consta que ha habido personas con orientación homosexual dentro, en algunos casos conocida, pero que como no han dado "problemas" siguen adelante y se obvia el tema.

No hace mucho, hablando con una persona homosexual que vive en pareja estable, le preguntaba algo que quizá nos puede aclarar las dudas de los que nos consideramos "afortunados" de ser heterosexuales. ¿Si volvieras a nacer, preferirías ser heterosexual? No, me contestó sin dudarlo, soy así y soy feliz como soy.

Termino con una cita de David Hawkins, gran experto en el tema: "la homosexualidad no parece ser un asunto de elección, la posibilidad de elección sólo afecta a la expresión de la homosexualidad". Creo que queda un largo camino para comprender y aceptar esa realidad, querida o permitida por Dios, puesto que -según parece- se nace así.

Un abrazo a todos,

Galileo







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