Saludos a todos y que bien que existe esta página.

Queridos amigos todos:

Actualmente soy supernumerario, esperando con gran ansiedad el 19 de marzo de 2009, para tirar por la borda ese contrato leonino y tan lleno de letras pequeñísimas, que me provoca una angustia sin límites.

Yo, pité con afán de ser numerario y en el tiempo de prueba, decidí irme malamente por el lado de los supernumerarios, digo malamente, porque en realidad debía de haberme ido, así de sencillo, quizá me faltó el valor, como a veces me pasa actualmente, ya que mi madre y mis hermanos supernumerarios, son del Opus Dei... y sé que les romperé el alma cuando se enteren que me voy. Mis hermanos, están como abducidos, no hablan más que del padre las 24 horas del día, o que si don fulano es tan santo, etc...

Imagínense mi angustia, que he decidido partir tres corazones que seguir en una farsa, la presión de mi director y el de sistemáticamente estarle mintiendo, el huir del circulo, porque actualmente me parece un junta de marionetas, que sólo cantan la misma canción, solo esa...

Se sienten santos en medio del mundo, pero no ayudan al pobre y menesteroso, expulsan de los colegios a las niñas y niños cuyos padres se están o se han divorciado (qué culpan tienen los inocentes que, a pesar de estar pasando un trago tan amargo, además, las escuelas del Opus Dei los vomitan como si fueran asquerosos, sucios… como escupitajos y no se explican bien el porqué, esto si es bizarro... donde esta el amor al prójimo).

Soy creyente, adoro a mi Dios, creo fielmente el la Iglesia, pero en el Opus, ya no…  tan sólo cuento los segundos para hacer la lista de San José en reversa, regresar el tiempo y desdibujar ese papel donde un mercenario decidió inscribirme, que al fin y al cabo el más idiota fui yo, por creerle...

Su página me ha dado más valor, porque no sólo me siento un poco menos idiota, sino acompañado, además me han abierto más cosas que me faltaban recorrer en ese plano inclinado, que dicho sea de paso, es una colección de mentiras y de desnaturalización y despersonalización de los restos de humanidad que nos quedan.

Había veces que me sentía un soldado sin más causa que llevar incautos a una tertulia, a un retiro y quien sabe igual y me ganaba el premio mayor de que pitara una más para la secta.

Les envío un abrazo.

Saludos,

PePo