Quería contestar al escrito que el miércoles día uno, puso en nuestro conocimiento G.M., de su trato con la "otra sección".

G.M., he leído tus escritos con autentico interés... pero el que cito, me llegó al alma.

Por lo que veo no "conectaste" bien con tus "hermanas pequeñas".

Si te he de decir la verdad, no has entendido nada de su generoso y sacrificado trabajo.

Empiezas tus "vivencias" diciendo que al final de la escalera, por la que bajabas, habia una auxiliar vieja y bastante fea... Te lo digo por experiencia, hay de todo... feas y guapas guapísimas…

Cuando yo pité, no me dijeron que tenia que ser mis universo... con estar fuerte para trabajar, mucho y bien, bastaba...

Luego, hablas de tus encuentros con las auxiliares y sus miradas inexpresivas y hasta asustadizas... Tampoco las miradas de los numerarios que yo encontraba por los pasillos, solian ser muy "naturales". Estábamos todos, adoctrinados para no mirar a los del sexo contrario, bajo pena de excomunion...

Me ha costado mi tiempo mirar con naturalidad a un hombre, sin pensar que era pecado... Gracias a Dios, lo tengo superadísimo... y disfruto mucho con su amistad, su trato... ¡Son estupendos los hombres!

Hablas de otra auxiliar, que dices, te miraba con mas naturalidad… como riéndose, de la "pinta" que tenia con su horrible uniforme...

Los uniformes, a casi nadie nos gusta ponerlo... Normalmente no van con nuestra manera de vestir... Si no queda otro remedio, te lo pones y a callar. Pero además, el uniforme de sirvienta, tiene el “aliciente” que la que lo lleva, la mayoria de las veces, se siente humillada... Es como si al ponérselo, estuviera diciendo a todo el mundo que está dispuesta a servir... Y, esa palabra, está mal vista en la sociedad. Sin darnos cuenta que todas las profesiones son un servicio, hasta las mas encumbradas… En el dificil arte de servir a los demás, está la dignidad del servicio mismo.

Hablas con "sorna" de la que sale al comedor, con una tarta de cumpleaños, con cara de piedra...

Mira, si yo te contara... los mejores momentos de mi vida en la obra, los pasé sirviendo el comedor… y se me llegó a escapar una enorme carcajada, en una ocasión. Depende de como seas... si eres "un luto" como dicen en el sur...

Por supuesto que nos poniamos una coraza de insensibilidad... pero te puedo asegurar que nuestro corazón, era humano, normal ... se emocionaba y sufría, según lo que observaba...

Por último, lo que de verdad me ha enfurecido... es lo de tu "preciosa camisa" y además, que lo recuerdes todavia y no hayas encontrado sustituta...

No te imaginas lo que es una lavandería en pleno apogeo... es una autentica locura... No está, sola "tu camisa" están montones de camisas... Quiza se les estropeó... no sabes como se sufre cuando esto ocurre... Yo,entiendo que no hay derecho a que te estropeen tu ropa y no te la paguen, como en las tintorerias de la calle... Yo vivi auténticas tragedias... Como buena profesional, me sentía muy mal...

No sabes a veces con las personas que tenía que trabajar... eran crías de catorce añitos... la encargada del servicio no llegaba a todo... era por eso por lo que a veces, se estropeaba toda una lavadora.

De verdad, siento mucho lo de tu camisa, pero no pienses que alguna la cogió para su hermano... Doy fe de que las auxiliares no somos o hemos sido vulgares ladronas...

No quiero que te ofendas por mis palabras… no lo hago con esa intención... He pasado treinta y cinco años de mi vida en la administración y aunque me he sentido utilizada, engañada, explotada... no reniego de la profesión para la que me "programaron" para su conveniencia y donde fui feliz a mi manera...

Terminas tu escrito diciendo que nunca has entrado, ni entrarás, en uno de sus centros y yo te digo: ni se te ocurra, que te corren.... si se enteran de cómo hablas de "ellas".

Maripaz