Yo Y Mi Conciencia.- Salypimienta
Fecha Friday, 03 October 2008
Tema 020. Irse de la Obra


Hola a todos:

En la vida, algún hecho, por pequeño que sea, te sirve para abrir los ojos y ver la realidad con claridad meridiana.

A lo largo de 20 años, he visto y oido dentro del opus dei cosas que me parecieron absurdas, injustas o tontas, y como dice el refrán "No hay peor ciego que el que no quiere ver", casi todas las veces me hacía la que no pasaba nada.  Las veces que lo comenté a las directoras, me mandaron olímpicamente por un tubo, y ante esa actitud optas -estúpidamente- por hacerle como los monos sabios: 'ver, oir y callar'. De eso me arrepentiré toda la vida. Nunca debí haber  hecho oidos sordos y ojos ciegos a la realidad que gritaba desesperada en busca de atención...



Un incidente fue suficiente para que me cayera la venda de los ojos y me diese cuenta de que todo en lo que había creído a lo largo de cuatro lustros, ni es mi camino al cielo; ni es la voluntad divina; ni es una obra creada por Dios, porque ya estamos claros de que san fundador no es dios, por más que que él mismo se lo haya creido. Dios es Amor, es Libertad y es Justicia, y estas tres palabras dentro de la institución se interpretan de la manera opuesta a lo que dice cualquier diccionario.

Dentro del opus dei, para lo único que tienes libertad es para obedecer ciegamente al/la dire. Está prohibido amar cualquier cosa que no sea la voluntad de los dires., y la justicia por lo tanto brilla por su ausencia.

Cuando inicié a escribir en Opuslibros, creí que desde dentro podía ayudar a las que lo pasaban mal ¡no es cierto!. La única manera de ayudar a los que sufren dentro, es salir y con ello dar ejemplo. No he conocido a ningún/a ex miembr@ que haya sufrido todas las calamidades de las que te advierten. En esta web hay bastantes testimonios de que una vez superado el mal trago, logras tener una vida bastante agradable y sobre todo normal. Dentro del opus dei no hay nada normal, porque es imposible vivir en medio del mundo (donde vive el resto de los mortales) cumpliéndo tantas normas, tantas costumbres de casa, ¡tantas estupideces!. Además, como bién se dijo ya aquí, a la primera persona que hay que ayudar es a un@ mism@.

Mi proceso de salida ha tenido sus dificultades, me duele ver la cara con la que me miran algunas amigas de dentro, no pueden creer que yo me vaya, y saben que no hay vuelta de hoja, no son tan tontas. Todavía una me dijo hoy en la mañana (me la encontré en la peluquería), que yo seguía siendo supernumeraria hasta el 19 de marzo, que no lo olvidara. Le expliqué que en ese caso era supernumeraria de derecho, no de hecho (seguro que dije una burrada), porque yo, el día que salí azotando la puerta del centro al que he estado adscrita, después de presenciar la manera tan déspota, humillante e injusta en la que fue tratada una persona, y que además las que podían resolverlo lo tomaron como algo sin la menor importancia, ese mismo día deje de ser supernumeraria para siempre. Después de eso, que fue la gota que colmó el vaso, si yo continuara actuándo como spn., no me atrevería a mirar a ningún ser humano a los ojos, por que hubiese traicionado a mi conciencia. No tendría cara para mirar a mis padres, a mi esposo, a mis hijos, ¡a nadie!. La peor traición que existe para mi, es traicionarte a ti mismo.  Y creo, que todas las personas que se marchan de la obra, lo han hecho cuando llegaron a la misma conclusión: no iban a ir en contra de su conciencia.

En cuanto a la solidaridad a la que se refiere Isabel Caballero, quiero decir que es claro que no conoce ni de cerca el opus dei. Aconseja sacar a los enfermos con policía y bomberos y toda la cosa. No querida Isabel, la cosa no va por ahí. Por lo menos aquí en México, el/la que se atreviese a hacerlo terminaría en los separos de una delegación de policía. La única forma que se me ocurre para ser solidarios con los miembros que sufren, es darles la mano en cuanto lo pidan, por que aunque suene a disparate, algunas personas prefieren quedarse en donde están y no tienen intención de salir. En todo caso están en su pleno derecho y debemos respetarles. A mi en lo personal, en cuanto alguien me haga saber que necesita cualquier tipo de ayuda que yo pueda brindarle para salir de 'ese manicomio', sin duda que lo haré.

Por mi gusto, yo sacaría a todas las personas a quienes he visto sufrir - por que el sufrimiento, al igual que la felicidad, no se pueden ocultar- pero habrá que esperar a que a cada quien le llegue su tiempo. Mientras tanto, yo estoy aprendiendo a vivir en medio del mundo como una persona normal.  Hace casi un mes que rezo cuando se me da la gana, como se me da la gana y lo que se me da la gana. He ido a Misa sólo los domingos, no he rezado las preces -las he tirado a la basura junto con varios libros de un autor conocido de todos nosotros: san fundador-, y sobre todo, he leido algunos libros que tuve vedados durante años. Puede que esté actuando de una manera muy pueril, pero por primera vez en mi vida adulta he hecho cosas que nunca imaginé que pudiese hacer. Lo mejor de todo es que lo he disfrutado enormemente. Por primera vez en veinte años me levanto todos los días sin tener que dar un brinco al sonar el despertador para besar el suelo. Es más, me quedo un ratito más en la cama gozándo de que tengo un nuevo día por delante. Como más de lo que me gusta, y lo que no me gusta no lo como,  yo no me vuelvo a buscar mortificaciones extras, con las que trae la vida diaria es suficiente. Escucho la radio a todo volumen en el coche con la música más movida y alegre que puedo. Estoy planeando unas maravillosas vacaciones con mi familia, en las que voy a invertir lo que hubiese tenido que pagar por el curso anual y el curso de retiro. Y lo que me tiene más emocionada, es que puedo ser yo misma, sin estar pensando en que tengo que dar buen ejemplo, tener buen espíritu y que tengo que obedecer ciegamente. La verdad es que no te das cuenta de lo pesadas que son las cadenas opusinas hasta que te liberas de ellas.  

 Lo único que puede inquietar un poco a mi alma, es pensar en lo decepcionadas que quedan con mi partida algunas personas de dentro, pero ¡lo siento!, prefiero decepcionarlas a ellas que a mi misma.

El domingo, platicándo con un amigo de mi papá que es psiquiatra, me puse a interrogarlo sobre las causas de las depresiones, y me dijo, que el 95% de las enfermedades depresivas se debían a que el individuo se veía obligado por cualquier circunstancia a actuar en contra de su propia naturaleza. El otro 5 % era a causa de desordenes hormonales, u otro tipo de enfermedades. He querido aportar el dato, porque me parece que las depresiones en 'casa', son muy significativas. También me dijo, que rara vez se curan éste tipo de depresiones -las del 95%- con pastillas solamente, que es necesaria la psicoterapia y que la persona se reencuentre con su yo. Y eso que el doctor éste no es ningún charlatán, es el director de uno de los más prestigiados hospitales de salud mental de la República Mexicana. Vamos a ver como se curan los miembros, seguramente al estilo opus dei: no pasa nada, démosle pastillas y vamos a ocultarle de los demás.

Besos y abrazos con cariño a todos

Salypimienta.

P.D.

Todavía no he podido superar el exceso de prudencia como para mandar mi foto, pero si puedo decir que Salypimienta tiene un nombre "real", y es María.







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