Acerca de la voluntad de Dios y los directores.- Tolorines
Fecha Thursday, 01 April 2004
Tema 070. Costumbres y Praxis


Celebro que la página haya superado la "bajada de tensión" que se notó días atrás. Hasta hoy no tuve tiempo de leer el escrito de GALILEO acerca de la voluntad de Dios. Magnífico. GALILEO: Se nota que te has pateado la Obra de arriba a abajo, de izquierda a derecha. Los directores. El tema de los directores daría para mucho, y en especial ese "pontificado específico" instituido entre Dios y los hombres. Vayamos por partes:

1º).- A Dios nunca nadie le ha visto (lo dice una epístola creo que de Santiago).

2º).- La revelación ya está cerrada.

3º).- Puede admitirse, dialécticamente, que los directores son los "representantes" de Dios respecto de sus dirigidos, aunque siempre desde una estructura netamente jurídica y, por tanto, humana. (Los abogados sabemos el dicho procesal de que "sólo Dios juzga sin proceso").

4º).- Consecuentemente, dentro de un normal desenvolvimiento de la entrega exigida en el Opus Dei, una indicación concreta de un Director de ordinario se ajustará a la norma indiscutida, pues dicha indicación será normalmente un recordatorio de lo establecido, o un enriquecer con la prudencia, el sosiego y la propia experiencia, la forma de cumplir con un determinado criterio. Ejemplo: que un director indique a un dirigido que debe poner más atención en el rezo del rosario no parece contradecir la voluntad de Dios. A nadie se le ocurre pensar que Dios no quiera que se rece el rosario con más atención.

5º).- Por otro lado, pueden existir y de hecho existen situaciones en las que no es necesario, ni siquiera como ejercicio ascético, recordar la voluntad de Dios, porque es patente. Ejemplo: No tiene sentido que un Director autorice una corrección fraterna con el siguiente contenido:" Oye, Luis Mernabo, quería comentarte que esta mañana no has venido a la oración porque te has quedado dormido". Es un hecho evidente y objetivo que se ha dormido y no se ha acudido al oratorio. Si esa corrección fraterna prospera (a mi me la hicieron muchas veces), se está creando, inncecesariamente, una situación ridícula y absurda. No existe una doble voluntad, la del decálogo y la de recordar el decálogo. Se supone que estamos entre cristianos viejos.

6º).- Igualmente, debe distinguirse de un modo nítido (al estilo de Ruiz Retegui), que una cosa es la voluntad de Dios y otra cosa la voluntad de los que representan a Dios. En los criterios de los directores (me refiero al día a día), se quiera o no, se entremezclan otros factores: humor, preferencias personales, tendencias, aficiones, madurez, salud, estado de ánimo, etc. Ningún ser humano, por mucho que lo contemple en el oratorio, puede sustraerse a esos factores a no ser, OJO, que acudir al oratorio sirva como pretexto para mejorar el derecho de la decisión personal elegida. Ejemplo: Debe ponerse muy en entredicho cualquier arenga que haga un director acerca del trabajo profesional cuando ese director no ha tenido más trabajo en toda su vida que quitar el polvo de los algodones entre los que vive. Qué sabrá él del Mobing, de los despidos, de las bajas temporales, de los jefes iracundos, del retraso en el pago de salarios, de las envidias profesionales, de las piernas bonitas que asoman por una falda, de un compañero de trabajo que desesperadamente te pide dinero prestado, de una caprichosa reorganización de la empresa, etc

7º).- Por último, acudir al tema de la voluntad de Dios para atajar situaciones especialmente problemáticas, dolorosas, escandalosas, de materia grave en definitiva. En esas situaciones, donde más finura de piel debiera haber es donde hay más desatinos y decisiones improvisadas. Los problemas superan a quienes tienen que decidir sobre sus soluciones; cunde el pánico, se bucea en los tomos y tomos de criterios y no se encuentra nada que encaje con lo sucedido. Me acuerdo ahora de KAPO y su valiente relato. Insisto, en esos casos, se crea él órgano antes que la función. Si digo a la calle y encima me apoyo en la voluntad de Dios seguro que atajo el problema de cuajo. No se habla de hacer penitencia, de la hondura de la filiación divina, de la ascética del perdón, de reparar, de desagraviar, sino que se habla de que la voluntad de Dios es que se abandone al propio Dios. Un lío, creedme.

Recurriendo a un símil futbolístico que algún amigo de la WEB ya conoce: todo va bien mientras eres el Real Madrid que juega en el estadio Santiago Bernabeu, lleno a rebosar, contra la "Balompédica Conquense"; no pasa nada, siempre se gana, y si el resultado está ajustado una jugada desgraciada, un gol en propia meta o un penalti injusto lo soluciona. Pero, amigo, cuando enfrente se tiene a la Juventus o al Manchester o al Arsenal o al Milán, la cosa cambia. Se secan las ideas, hay que cometer faltas tácticas, hay que perder tiempo, hay que simular una lesión, en definitiva hay que jugar bien al fútbol. Malas caras, discusiones entre compañeros, acusaciones concretas al defensa o al portero o al entrenador. En fin, por algo es tan difícil sacar un 14 en la quiniela. GALILEO lo explica mucho mejor que yo. Sólo he pretendido detenerme en aspectos puntuales y de mera administración.

TOLORINES.







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