Queridos amigos de Opus Libros, (especialmente dedicado a Agustina a la que no conozco, que ha propiciado la cercanía entre todos nosotros generalmente condenados al ostracismo):
OSTRAKA, se conoce por este nombre la placa de arcilla o cerámica que en Atenas se usaba para cierto tipo de votaciones, destinadas a eliminar del espacio público algún individuo considerado “peligroso”. Entiendo como votación la expresión reflejada en este símbolo del sentir común o mayoritario.
Por este procedimiento fueron expulsados de la polis más civilizada de la tierra algunos filósofos. Condenados al exilio, a la soledad, perdían todo su universo conocido, aquello en lo que habían creído y amado, desmontándose su vida en el tiempo como si fuera un inmenso castillo de naipes. Dejaban de ser nombrados, de existir en su mundo. A veces, alguno de sus amigos o su familia se exilaba con él.
Como bien se ve no es nuevo el procedimiento. A lo largo de la atenta y aleccionadora lectura de los artículos que enviáis a OpusLibros, (verdadera página de autoayuda), se deduce lo mismo.
Cuando leo a Mª Paz, pienso que a pesar de la pereza y del no querer hurgar en el pasado, haya llegado el momento de recapitular desde la distancia del tiempo y hablar serenamente contando la historia personal de muchos de nosotros.
Como imaginaba, el desconocimiento de lo que en verdad “era” o “pasaba” en el Opus Dei impulsó y impulsa a muchos a pensar que la no perseverancia es debida a su inmadurez personal, a deficiencias intelectuales o sociales… que les han impedido llegar a ser un fiel “hijo del Padre”, el modelo .
Es importantísimo que los que hayan ocupado cargos relevantes hablen. La verdad nos hace libres a muchos que nos preguntamos el porqué nos tuvo que caer el castillo de naipes sobre la cabeza y el corazón.
Poco a poco te vas dando cuenta que aquel palacio de cristal se convierte en la sala de los espejos de las atracciones de feria, en uno te ves flaco, en otro gordo, en otro deforme, cuando por fin te encuentras en el normal, no sabes por donde salir. Estás cautivo en un conjunto de imágenes virtuales que acaban convirtiéndose en una sinrazón y en una pesadilla.
Así muchos han caído en el desespero e incluso en la enfermedad. Para estos digo que puede superarse, que no tengan miedo por mucho miedo que les hayan metido en su cuerpo serrano.
Hay el mundo mucha gente, comprensiva, normal, el Opus Dei no es el paraíso, porque a la que rascas se caen los palos del sombrajo.
Por lo tanto, animarse los que ostentan las cicatrices de la gran batalla, escribamos asiduamente como hacen Nacho, Segundo, Emeve, Ana, Zartan, Gervasio, Knetch, Armando, Amandus, Mercy, Daniel, Atomito, Austral, Isabel Sala, Carmen Charo… y perdonadme el resto, larga lista de nombres que nos van aportando piezas del gran puzzle ayudando a reconstruir la vida de otros.
Desde mi rincón, para todos un fuerte abrazo y la solidaridad más profunda.
Txiqui
