Me has hecho recordar aquel día de mi marcha. A José Antonio.- Antonio Climent
Fecha Monday, 22 September 2008
Tema 020. Irse de la Obra


Un saludo, José Antonio.

 

Me has hecho recordar aquel día 9 de junio de 1980. Y es lo cierto que aquel día no bajé a la oración ni a la misa. Me quedé en el cuarto a esperar a que acabara y cuando calculé que era el momento adecuado bajé al comedor a desayunar. Ya tenía la idea de marcharme, aunque no sabía cuando ni cómo. Fue precisamente don miguel ángel quien precipitó la cosa y quien me hizo tomar la decisión definitiva. No lo olvidaré jamás. Estaba en el comedor solo en una mesa de ocho, se me acercó y sin más me espetó algo así como “para hacer lo que estás haciendo es mejor que te vayas”.

 

Tal manifestación por parte de don miguel angel (don MAU según le decíamos algunos) venía a cuento de mi actitud digamos rebelde de los últimos tiempos en que desaparecía y en que no daba cuenta a nadie de mis idas y venidas. Pues bien, cuando me invitó a irme, le contesté que efectivamente, que eso era lo que iba a hacer. Me fui a la habitación, acabé de recoger la ropa y los libros que tenía por allí y de meterlos en bolsas. Lo dejé todo preparado en el armario. Luego fui a la sala de estudio y recogí también mis libros (estábamos en época de exámenes). Y luego me fui al hospital General Sanjurjo (no recuerdo cómo se llama en la actualidad) a pedirle a mi hermana el coche, un sisents matrícula V-195.197, para poder hacer el traslado de mis pertenencias. Calculé la hora en que todos estaríais comiendo y me presenté a esa hora en el colegio mayor. Bajé rápidamente mis cosas, las metí en el coche y me marché para siempre. En la portería no sé porqué me encontré con Javi. Le dije lo que había y nos despedimos muy emocionados. Sé que sabes de él. Dale mis más sentidos recuerdos.

 

Con el coche marché primero a ver a david beltrán (DEP) que se había ido pocos días antes. Hablamos un rato. Luego fui a mi casa, vamos, a la casa de mis padres que casualmente está en el mismo edificio en el que está la delegación. Durante mucho tiempo me seguí encontrando con gente que iba o venía de allí. Algunos no me saludaban. Con otros yo me hacía el sueco. Los más, por el contrario, sí que me saludaban afectuosamente. Poco a poco fueron cambiando las caras y con el tiempo dejé de reconocer a la gente. Hoy día, cuando voy a ver a mi madre y veo marcar el piso doce en el ascensor pienso en ellos como un viejo recuerdo ya casi olvidado por el paso del tiempo.

 

En fin, que aquel año me suspendieron tres asignaturas y al año siguiente cuatro. No obstante ello me licencié en derecho en septiembre de 1982 y poco más de dos años después ingresé en la escuela judicial. Ahora estoy casado y tengo una niña preciosa de ojos rasgados de casi cuatro años de edad.

 

Pues eso, que te deseo a ti, a los tuyos y a todos con los que coincidí en aquellos años lo mejor de lo mejor, aunque sepa poco por no decir nada de ellos.

 

Antonio Climent.









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