Ayer asistí a la boda de un ex numerario. La celebró un hermano suyo, cura numerario. Fue una ceremonia bonita y emotiva, consensuada con otro cura no del opus que había servido de tabla de salvación al novio cuando abandonó el opus. Los novios estaban felices. Los familiares y amigos también. El cura numerario llevaría la procesión por dentro. Estaba casando a su hermano de sangre, ex hermano en el opus... Podía no haber venido, pero hubiera sido escandaloso... Era mejor así...

El opus, fiel a sus prácticas, se había dedicado dos años antes a amargarle la vida al novio, un “loco” que después de 15 años de numerariez no había encontrado la felicidad y pretendía marcharse amigablemente.

Tener un hermano cura-numerario no impidió que la institución aplicase sus malas prácticas con él cuando manifestó su intención de marcharse. De pronto se convirtió en un apestado, un traidor, un demente, un incapaz... Intentó dialogar y se lo hicieron pasar muy mal...

En su momento me contó que llegó a llorar... No esperaba que lo tratasen tan mal... No le dejaron marcharse “en buen plan”... En fin, lo de siempre. Dicen que "los pocos" que nos vamos, nos vamos "agradecidos". La verdad es muy diferente. Creo que va a ser muy feliz fuera del opus y lejos del opus.

José Antonio.