El prelado del Opus Dei emplea el doble lenguaje del Fundador.- Trinity
Fecha Monday, 08 September 2008
Tema 090. Espiritualidad y ascética


            Comparando las declaraciones del prelado del Opus Dei en una entrevista publicada el pasado 1 de septiembre en “Catalunya Cristiana”, y sus palabras en Berlín dos días después, me ha llamado mucho la atención el contraste entre un discurso y otro.

 

            En la entrevista, todo es el discurso oficial de siempre, en que se sostiene que la santidad a través del trabajo sigue siendo el pilar de su espiritualidad (que se lo cuenten a las numerarias, a quienes en cuanto entran ya las están sacando de su sitio para dedicarlas a tareas internas); o que, para los fieles del Opus Dei, los acontecimientos más importantes son los que ocupan la vida ordinaria de cada uno, y su objetivo apostólico principal no son las labores corporativas, sino llevar a Dios, alma a alma, a quienes el Señor pone en su camino.

 

            Sin embargo, en Berlín, todo era animar a las de la Obra a no desanimarse porque la cuenta de resultados (pitajes, labores corporativas) no sea como para tirar cohetes, y a soñar en que llegará un día en que existirán en Berlín residencias de estudiantes, casas de retiros, un centro de estudios de numerarias, así como colegios y una universidad.

 

            Es el doble lenguaje que Escrivá ya instituyó en sus tiempos de la fundación: escribía una cosa en Conversaciones (por ejemplo: Nunca nos haremos cargo de seminarios para curas diocesanos, como puede leerse en el n. 119 de la homilía del campus de la Universidad de Navarra en 1967) o en las Cartas fundacionales que mandó redactar (por ejemplo: No plantearemos la vocación a l@s chicos de san Rafael, ya se la plantearán ellos si Dios se la da, como escribió en el n. 14 de la Quem per annos, escrita en los años 60 pero datada el 24.X.1942), pero luego gobernaba según el criterio opuesto (ahí está los seminarios Bidasoa o Sedes Sapientiae, o las campañas de las 500 que empezó el fundador en los años 40).

 

            Sí estoy de acuerdo en una afirmación del fundador, que mons. Echevarría ha recordado en la citada entrevista, aunque ellos la interpreten de manera opuesta a la mía: a saber, en que Escrivá se ocupó de dejar «esculpido» el espíritu del Opus Dei. En la Obra se recuerda esta frase como algo positivo, y por eso lo repite acríticamente el prelado, quien de teología parece saber muy poco. Pero, en realidad, no se dan cuenta de que limitar un espíritu a las determinaciones circunstanciales del fundador, limitadas por una época y una mentalidad, es constreñirlo a una materialización inerte, sin vida.

 

            Y éste es el gran problema que tenemos actualmente en la Obra: que sus autoridades no son capaces de distinguir entre el espíritu permanente y sus expresiones históricas en los tiempos del nacional catolicismo español. Y se topan con el muro de que, en los países donde no existe el ambiente social de la posguerra española, no hay manera de que arraigue y despegue el apostolado de la Obra.

 

Trinity









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