Estar adentro es como atravesar un bosque oscuro.- Sobreviviente
Fecha Monday, 08 September 2008
Tema 020. Irse de la Obra


Quisiera escribir unas palabras para Silvana, Nieves, Agobiada y para todas las personas que de alguna manera sufren actualmente por estar, querer salir, no querer entrar o haber salido hace poco…

Un poco mi experiencia. Hace 20 años yo era una jovencita destrozada por haber estado 5 años como numeraria del Opus Dei. Salí, no sé cómo, supongo que sencillamente ya no podía más y ahora, en perspectiva, creo que ellas también querrían que me fuera ya, porque no valía para ellas ni una jaculatoria, y me facilitaron la salida. Me la facilitaron, no porque me abrieran las puertas, me animaran, me dijeran que estaba bien, que no pasa nada, que mi vida apenas empezaba, que podía ser feliz afuera… más bien con su actitud distante e indiferente, sin respuestas a mis angustiadas preguntas, como quien ya ha decidido deshacerse de algún mueble, lo pone en un rincón y lo olvida. Cuando pienso que yo tenía 20 años y ellas tal vez mi edad actual, me da lástima con ellas, que tienen una vida tan estéril y deben estar cargadas de tanta culpa, pues no me imagino hacerle algo así a jovencitas, ahora que yo ya no lo soy tanto, me parece inhumano lo que hacen… En fin.

Así que salí pensando que mi vida había llegado a su fin. No servía para nada, no era capaz de tomar las más mínimas decisiones, que si no hubiera sido por mi familia –la verdadera- seguro me hubiera suicidado, pues era lo único que quería. El fin de la vida a los 20, una persona saludable y entera! Bueno, eso pasa cuando uno está inmerso en la experiencia traumática, no es capaz de ver un centímetro más allá. Es como haber atravesado un bosque oscuro, de árboles retorcidos y enfermos por falta de nutrientes y por crecer a la sombra de otros árboles que no les permiten ver la luz del sol. Un bosque muerto, artificial y sin alegría, plantado por personas soberbias que no querían tanto hacer el bien como ser reconocidos, que todos al pasar vieran el bosque y dijeran con admiración, ¡ah el bosque del Marqués!. Por eso el bosque no funciona, le falta simbiosis con otras criaturas, con otros bosques, y los árboles se mueren, se enferman, y no hay más vida que esa. En fin, en ese boque te han atrapado. Un día te echas al suelo y lloras con desesperación porque ya no puedes más, no ves cómo seguir adentro, pero no tienes fuerzas para irte. No ves la salida, no ves la luz y nadie a tu lado se mueve para ayudarte, al contrario, sus troncos espinosos te rasgan la piel al querer avanzar,  y sus raíces subrepticias son obstáculos que te hacen zancadillas. Pero hay una voz interior que te dice, levántate, camina un poco más, tal vez a la vuelta del recodo está el camino. Y si, ¡eso pasa! Solo atraviesas un matorral y el mundo es hermoso! Hay luz, hay árboles sanos y vida por doquier. Y hay un millón de caminos que se abren para ti, para que tú con tu libre albedrío escojas el tuyo o labres uno nuevo.

Ahora hay que alejarse del bosque enfermo y no crecer a su sombra. Ahora hay que tener paciencia para sanar las heridas, pero sanarán, de eso pueden estar seguros. Hay que tomársela con calma, poco a poco ir vislumbrando lo que se quiere, encontrar la verdadera “vocación”, y mientras tanto tratar de disfrutar de las cosas gratificantes que la vida nos brinda, la belleza del mundo, la amistad verdadera, el amor de la familia, La Libertad!!

Y un día, después de un buen tiempo, el que sea necesario para recuperarse, un día tal vez con familia propia, tal vez solos, tal vez con una profesión fructífera o tal vez no, tal vez viejos, pero felices, con nuestra propia identidad, un día miramos atrás y vemos en perspectiva ese horrible bosque oscuro y enfermo que nos retuvo. Y tal vez lloraremos por ese “yo” perdido sin sentido en las intricadas redes de su maldad (la del bosque), o tal vez reiremos al verlo tan ridículamente pequeño en la vastedad del mundo, al ver lo absurdos que son esos árboles a nuestros ojos de ahora, lo vana que es su vida y su lucha por nada. Tal vez la ira también nos inunde, al pensar en las miles de criaturas que en este mismo momento se están desangrando en el borde del bosque…. No lo olvidaremos, no lo borraremos, es parte de nuestra geografía, pero lo pondremos en su lugar, en la nimiedad que le corresponde.

Animo, que la luz se esconde a la vuelta de la esquina. No vale la pena ni responderles (a los retorcidos árboles) cuando acosen. Sus ramas son largas y eficaces a la hora de agarrar tiernos brotes, sus lenguas entrenadas saben decir las frases adecuadas para deslumbrarte cuando apenas empiezas a vivir, tienen todo el tiempo del mundo para acechar pues, como parásitos, necesitan sangre nueva para seguir existiendo, por eso no descansaran hasta derribarte. Su corazón añejo y muerto como corteza de árbol no sentirá piedad por destrozarte. Dales la espalda y vete a vivir tu propia vida. Sé feliz. Ten Paz. Ama.

Con mucho cariño

Sobreviviente









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