¡Basta ya, Salypimienta!.- Carmen Charo
Fecha Monday, 08 September 2008
Tema 900. Sin clasificar


Salypimienta,

te aseguro que si yo fuera numeraria auxiliar te buscaría para partirte la cara por tu último comentario.

 ¿Sabes que haces tú más daño viendo y callando, colaborando en semejante desastre,  que la demente numeraria que grita a una numeraria auxiliar por asunto tan absurdo?

Probablemente la nax no tiene más remedio que aguantar porque no tendrá un céntimo para sobrevivir fuera de semejante infierno. Si te quedas dentro de la secta implícate, ayuda, mójate por tus hermanas y no nos cuentes hechos que son puntas de iceberg de barbaridades  que deberías denunciar en los tribunales civiles!

No te examines de si has hecho la Visita al Santisimo o has rezado las Preces. Tu comulgas con ruedas de molino y a mi me da escalofrío oirte. ¡Ese es el espíritu del Opus Dei!

Carmen Charo

Nota de Agustina.- Querida Carmen Charo, creo que somos injustos con Salypimienta porque, ¿acaso cuando estábamos dentro no veíamos situaciones duras y faltas de caridad de todo tipo, y no haciamos nada? No es que no nos dolieran sino que sabíamos que no era de buen espíritu ponerse al lado de quien era maltratada o sufría cualquier tipo de injusticia. Lo más que podíamos hacer era intentar denunciar la conducta de quien propiciaba ese sufrimiento, a través de una corrección fraterna. Yo sí he visto llorar numerarias a mi lado y no me he acercado a preguntarles por qué lloraban ni a intentar consolarlas, porque NO SE PODÍA NI SE PUEDE. A lo más, ir a decirle a la directora que fulanita estaba llorando. También yo he llorado y procuraba que nadie me viera "para no dar mal ejemplo"; sabía que nadie vendría a consolarme porque es "la costumbre" (lo que siempre se ha hecho, lo que siempre se ha dicho...).  En fin, pienso que estando fuera creemos que los que están dentro pueden hacer más de lo que hacen. Nosotros también veíamos "cosas", nos dolían, callábamos y no nos enfrentábamos abiertamente como ahora sí nos enfrentamos. Cada uno tiene su "tempo" hasta decir "¡hasta aquí hemos llegado!". No sabemos cuándo la gota colmará el vaso de cada cual ni cuándo no podrá soportar tanta injusticia y tanto dolor. Pienso en mí y reconozco que sólo cuando decidí irme, empecé a darme cuenta de que, estando dentro, no se puede arreglar nada. Y mira que sólo estuve 8 años: dieron para mucho :-). Muchos besos, Agustina.









Este artículo proviene de Opuslibros
http://www.opuslibros.org/nuevaweb

La dirección de esta noticia es:
http://www.opuslibros.org/nuevaweb/modules.php?name=News&file=article&sid=12969