No tengo consejos para los que están dentro.- Ana Azanza
Fecha Friday, 29 August 2008
Tema 010. Testimonios


Estimados Orejas,
 
me responde  salypimienta con otra muy bienintencionada misiva.
 
Tengo por costumbre no hablar con la gente que está en el opus ni por carta, por lo cual me sigo preguntando ¿a qué juega esta supernumeraria? El opus no permite que haya alguien dentro más fiel a gente de fuera que a la propia institución. También en España hay gente como salypimienta que hace el "papelón" de ser simpática con las ex numerarias, incluso de decir "lo siento". ¿Cómo que lo siento? las perrerías que me hicistéis entre todos y ahora "lo siento"?... ni que una fuera idiota...
 
No es posible sentir las injusticias cometidas por el opus y colaborar dando dinero, acudiendo al círculo y a la charla. Cuando se descubren las trapacerías que hay dentro no hay cuerpo que resista ni un minuto más de falsa predicación opusina: así que no te hagas la tonta pidiéndome consejitos que tú estás como pez en el agua dentro.
 
También en España tenemos todo tipo de "miembros" y "miembras" con la misión de recoger las ovejas descarriadas. Conmigo lo han intentado todo tipo de sujetos opusinos: numerarios,-as, curas, supernumerarias-os, agregadas-os.
 
Lo coherente cuando uno siente que eso es un infierno que hace sufrir a seres humanos es dejar de estar en él. Es la mejor colaboración.
 
Pero eso supone "muchos problemas creados por el opus dei". Hay que leer el testimonio de la ex supernumeraria Veronique Duborgel, aquí no vale decir "lo siento y tienes mi hombro". No queremos hombros para llorar, necesitamos hechos de gente que rompe con la mentira y es honesta consigo misma.

Salypimienta sabrá cuáles son los lazos económicos y sociales que le unen a esa secta. Que estamos todos ya muy mayores y muy trabajados por la vida para tanta sandez. No hay obligación moral de pertenecer al opus, así que como bien dicen muchos correos del lunes 25 cuando uno no está a gusto en el opus lo coherente es coger la puerta y largarse sin decir ni adiós, ¿ante que autoridad eclesiástica se firmó la carta de admisión? ¿qué resguardo nos dieron de nuestra pertenencia? absolutamente ninguno. Aire y ahí os quedáis.
 
Si se generalizara la coherencia moral, vacíabamos entre todos el opus. Eso es lo que hace falta, no venir a recoger los platos rotos, mejor no romperlos ni colaborar con los que los rompen.

Ana Azanza







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