Mi nombre es Martín. Fui seminarista.

 

Desde poco antes de entrar al seminario empecé a ser acosado por gente que luego supe está cercana a la Obra. Como mi respuesta no fue cordial, dado que me pidieron que firmara un pedido al obispo para que sancionaran a una religiosa que es enfermera y trabaja en barrios carenciados (ella terminó saliendo al final de su congregación), y yo, si bien no la conozco personalmente, siempre valoré su trabajo.

 

En fin, luego de aquello, el acoso fue tal que terminé saliendo del seminario, los ataques constantes, en muchos casos basados en calumnias e inventos. 

 

Y actualmente ya no participo en ninguna parroquia, siento asco por la religión, el grado de violencia y mentira al que llega esa gente, el amor por el poder y la riqueza de los demás, encima fundamentándola en los Evangelios, y sin que la Iglesia los frene, al contrario, cada día les da más poder. 

 

A causa de esta experiencia, ya no quiero tener nada que ver con la religión. Un sacerdote amigo me dice que tenga paciencia y sepa esperar a que esta experiencia, con el tiempo, quede superada.

 

Saludos.

Martin