Cuento (III).- Madame Lelú
Fecha Friday, 25 July 2008
Tema 900. Sin clasificar


El centro de todo es la bóveda de Rico Mac Pato, un cajón cuadrado de oro y con llave. La pequeña bóveda estaba sobre un altar, pegado a una pared, dentro de un pequeño salón que era el oratorio. Era el lugar más importante de la casa, decían.

A todos los niños se les daba una comida especial para que les crecieran las orejas, y se convertían como en burritos. Los juntaban todos los días dentro del oratorio, y ahí recibían todo tipo de instrucciones sobre la vida. Las pláticas las daba Tribilín, un sacerdote ya un tanto mayor de edad y a veces divertido pero otras muchas medio cascarrabias.

Nunca me acuerdo de haber cooperado en alguna colecta pública dentro del oratorio. Ahí el dinero no existía. Los gastos los hacían mis padres para pagar mi estancia, o pagar gastos especiales. Creo que todo lo del dinero se arreglaba en el cuarto de la dirección.

Patolandia había sido fundada por el marqués de Carabás. Antes de abrir una nueva sucursal, enviaba embajadores plenipotenciarios, que eran como unos gatos vestidos muy elegantemente y calzados de unas botas muy grandes.

 

En muchos rincones de Patolandia se podían observar imágenes del marqués, al que dicen nunca le gustó que lo fotografiaran mucho, pero sus seguidores eran unos desobedientes.

 

Los niños que llegaban a Patolandia se admiraban de todas las cosas que les contaban y no podían dejar de desear que algún día ellos también aparecieran fotografiados recibiendo algún título por sus grandes obras.

 

Madame Lelú

 

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