El pato Donald, Miqui y Pedro el malo brindaban alrededor de una mesa preparada para la ocasión: "Hoy es un día importante", decían entre sonrisas y satisfacciones. Pedro el malo ya había llamado en la mañana a la delegación para dar la buena noticia y luego avisó a la administración que querían una comida especial. A Miqui le gustaba mencionar anécdotas del fundador, y se sentía tan acorde a aquel espíritu. Donald era realmente ingenuo y celebraba de corazón las nuevas vocaciones.

Donald se encargaría de ser el director de las nuevas vocaciones. Su trabajo sería mostrarles de manera dosificada "el espíritu" de la organización y de hacer que vivieran según esas costumbres.

Ya los niños estaban acostumbrados a asistir al parque de diversiones, tan solo les sorprendió que alguno de sus compañeros, un poco mayores de edad, les saludara con una sonrisa entre dientes y les dijera "pax".

Madame Lelú.

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