Numeraria auxiliar durante 35 años (26).- Maripaz
Fecha Monday, 21 July 2008
Tema 077. Numerarias auxiliares


 NUMERARIA AUXILIAR DURANTE 35 AÑOS (26)

Maripaz, 21 de julio de 2008

 

 

Terminaba mi escrito anterior diciendo que en mi próximo capitulo, éste, contaría cómo me empecé a tomar la justicia de mi mano -no sé si se dice asi-.

 

Siempre había sido una ingenua en mi relación con las directoras... me decian que tenia que vivir la sinceridad y en mi nobleza de caracter entregaba todo mi interior. Jamás me quedé con ningún pensamiento, deseo, idea, solo para mi. Me parecia una falta de justicia no vivir el espiritu tal y como me lo habian enseñado...



Yo habia puesto toda mi confianza en que aquellas personas eran las indicadas para conducirme a la meta. Tenia un compromiso con Dios y estaba dispuesta a lo que hiciera falta para llevarlo a cabo hasta el final. Todo lo que me pidieran entraba en mis planes de entrega total y a pesar de que me costaba poner mi interior en manos de gente desconocida cada poco tiempo, no ponia en duda la necesidad de hacerlo si queria conseguir mi objetivo.

 

Dada la reacción de inquisidora que estaba tomando conmigo mi directora ¡Me rebelé! Fue como despertar de un sueño… Algo así como la pérdida de la inocencia… Siempre me habia entregado con pasión y a cambio, recibía recelos, dudas… No confiaban en mi… ¿Por qué tenia que confiar yo en ellas?

 

Algo se rompió en mi interior y como consecuencia sentía el dolor de esa rotura en el fondo de mi alma. No era solo aquella persona concreta, era un espíritu interno que hacía una utilización de las personas para conseguir sus fines por encima de la dignidad debida a cada ser humano…

 

¡Ah! pero me sentía capaz, el dolor me estaba haciendo fuerte y "pilla" ¡Tantas veces había oído lo de ser pillos!

 

Me faltaba el aire de la libertad, no aguantaba aquel encierro que me estaba volviendo loca…

 

Como ya os conté, habían abierto una cuenta corriente a mi nombre y el de otra persona para que me ingresara la Seguridad Social mi pensión y, alguna mañana de primavera en Sevilla, no me apetecía ir a la administración a enterrarme en vida… Necesitaba sentirme viva.

 

Cogía el autobús y me marchaba al centro de la ciudad. Las tiendas comenzaban a subir sus persianas, ofreciendo a los transeúntes sus mercancías…

 

Yo deambulaba por las calles sin un duro en el bolsillo y me pasaba la mañana entera y la tarde. Me compraba un bollo de pan recién hecho en el horno "las Doncellas" ¡Qué maravilla de pan hacian alli! !Qué "regañas" enormes casi como ruedas de molino!

 

Con el pan y algunas "chuches" comia y seguía mi camino hasta que cansada regresaba a casa.

 

Como era un centro de un numero elevado de gente, nadie se enteraba que estaba perdida… en los primeros dias que lo hice. Las auxiliares de mi casa pensaban que estaría haciendo algo concreto... y asi continúe con mi secreto.

 

Hasta que un dia pensé que sin dinero apenas tenían aliciente mis salidas y paseos por la ciudad y se me ocurrió sacar "mi pension" del mes, estampando mi firma y la de la otra persona... al ir a retirarla.

 

Me temblaba la mano... pero el empleado sacó su mano por la ventanilla y me entregó un fajo de billetes con toda seguridad. Qué poderosa me sentí al tener en mis manos "mi dinero" porque era mi dinero.

 

Aquel dia recorrí las mejores tiendas de la ciudad donde siempre había pasado de largo cuando me llevaban de compras porque mi status social, no daba para tanto…

 

Me compré todo lo que me gustó en mi nuevo mundo de millonaria... 

 

Compraba compulsivamente, como queriendo resarcirme de la escasez en la que habia vivido durante largos años.

 

A la hora de la comida, buscaba la terraza mas estupenda y comía como una sibarita de la alta sociedad sin calcular cuanto me costaría el menú.

 

Me sentía "la nueva rica" pero sobre todo, me sentía libre… podía disfrutar de los pequeños placeres de la vida, sin tener a una numeraria encima diciéndome lo que era correcto en cada momento.

 

Era como el mundo de la cenicienta y cuando por la tarde llegaba a casa de nuevo, procuraba no ser vista por el consejo local y amontonaba lo comprado en una o dos bolsas solamente para pasar desapercibida.

 

Otra cosa era, tratar de ponerse la ropa comprada… Sabían perfectamente los modelos reglamentarios que tenia en mi armario y cuando intenté estrenar alguno de los comprados, fui llamada a dirección con urgencia e interrogada de su procedencia.

 

Decidí guardarlos para el curso anual, pues alli no lo sabrían… en mi ultimo curso anual fui la mejor vestida con diferencia... Todas observaban con envidia que tenia un modelito nuevo cada día y de grandes marcas… Me sentí piropeada a diario y yo, sonreía por dentro con mi secreto.

 

Estaba feliz con mi recién estrenada rebeldía y hubiera dado algo por escuchar las reuniones del consejo local hablando de mi ¡mi conducta estaba siendo escandalosa!

 

Una mañana, pensando que jamás durante mi estancia en la obra, había hecho un regalo a mi familia, decidí comprar algo para cada uno y qué felicidad sentí al poder manifestarles mi cariño con un detalle material. Luego, preparé con primor unos paquetitos y se lo mandé por correos a cada uno de ellos.

 

Todavía pienso la cara que se les pondría pensando qué mosca me había picado después de treinta y pico de años sin jamás haber recibido lo mas mínimo de mi parte.

 

Que nadie me hablase ya de normas y costumbres... estaba dispuesta a saltármelas todas.

 

Era como un muelle comprimido que empezaba a soltarse con la fuerza de experimentar nuevas sensaciones.

 

Siempre sentí rechazo a que me controlasen de esa manera, pero tenia claro mi ideal, era algo grande por eso me pareció atractivo cuando lo descubrí y dejaba pasar los años pensando que mi esfuerzo valía la pena.

 

Ahora, veía que habian manipulado mi voluntad a su capricho y mi desencanto era total. Se perdían en lo que no era esencial… Me sentía anulada como persona y empezaba a saborear el arte de ser yo misma.

 

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