Querida Ismelda!

Tu escrito me ha conmovido tremendamente. Pensaba contestar otros  porque el dìa 30 de junio fue muy rico en aportes, pero me quedo con el tuyo y luego, más adelante, trataré algunos de los temas expuestos por los demás amigos.

El amor que manifiestas por este numerario es para dejar de lado cualquier dispensa, compromiso y demás inventos del Opus Dei. Nada puede impedir el responder a un amor como el que tu manifiestas si es que éste es correspondido debidamente. Igual te parecerán duras mis palabras, pero es lo que sale de mi corazón al leer tu escrito.

Si realmente tu mejor amigo te ama, lo lógico es que no se empeñe en los rigurismos pseudo jurídicos y se entregue a ese amor puro que tu le ofreces. Porque el amor que tu le brindas es de Dios, tan de Dios como la vida misma, como el aire que respiramos, como el sol que nos ilumina día a día, como todo en la existencia.

Te comprendo porque sé lo que es amar de esa forma, el amor humano que a la vez es divino, el amor que lo llena todo, que hace que cada segundo lo consideres el más bello de tu existencia.

Ahora bien, el amor es de dos, pero si uno antepone otros aspectos al amor que se le ofrece, pues no sé hasta que punto pueda estar totalmente maduro como para asumir las consecuencias que vienen anejas al amar a alguien.

Sé que el chico está pasando por un momento difícil, complejo; pero si no aprovecha la oportunidad que Dios le da, luego igual no exista otra oportunidad. No obstante, el darle tiempo para pensarlo, para que encuentre como dices, su identidad, me parece un rasgo de madurez de tu parte digno de elogio.

Te deseo lo mejor, que pronto termine esa espera y que puedas amar sin ninguna restricción, a ese amigo que amas.

Un fortísimo abrazo!

Ángel Valdés - Nick: Armando-