Muchas gracias a Líbero por su delicioso artículo sobre La potestad de jurisdicción y su ejercicio en el Opus Dei. Meridiano. Es el escrito más claro que he leído sobre las razones por las que no tiene sentido pretender encuadrar dentro de la pastoral ordinaria de la Iglesia unos aspectos que conciernen a lo que cada bautizado ha de determinar según su particular vocación cristiana.

Especialmente luminoso el párrafo en que Líbero concluye:

«Estamos ante una institución que tiene, supuestamente, el mayor “poder sobre personas” jamás acumulado por nadie en la Iglesia: potestad de orden, potestad de jurisdicción y potestad dominativa juntas en una sola persona y respecto a todas las materias. Ésta es la base de facto desde la que se consigue a la postre el sometimiento de las conciencias».

            Urge clarificar este error que ha otorgado al Opus Dei la mayor autonomía que existe en la Iglesia y que les ha llevado a hacer de su capa un sayo, con gran perjuicio para muchas personas.

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