Hola a todos:

Ayer estuve viendo en la televisión un programa en el que Raimundo Pániker hablaba sobre los peligros del fundamentalismo cristiano. Parece mentira que una visión del mundo basada en la libertad pueda llegar a este nivel de corrupción, pero así son las cosas. También el Opus Dei, cuya teoría se basa en un ejercicio de la libertad personal, de hecho se corrompe y en la práctica la fuerza motriz es la coacción.

Desde el momento del "pitaje" que se presenta como una elección divina, uno está coaccionado, ya que apartarse del camino es dar la espalda a Dios, y poner en grave peligro la propia salvación. En realidad debería ser un periodo de discernimiento para cónocer la Obra y decir qué hacer, pero no, ya desde el primer día empieza la coacción.

Una vez dentro los mecanismos coactivos se perfeccionan, y el primero es la confusión entre la voluntad del fundador o de los directores con la del propio Dios. Yo he visto tantas "putadas"de los directores, que si esto es la voluntad de Dios, menuda porquería de voluntad. Este planteamiento evita que se pueda criticar nada, y así el único camino es obedecer o marcharse. Con esto se logra que los que se vayan sean unos infieles cuyos vicios: la lujuría o el egoismo les han cegado, o bien han perdido la razón y son unos chalados. Las vinculaciones profesionales, afectivas etc. son otras formas de coaccionar ¿Qué es la charla fraterna, sino una forma de coacionar personalmente a cada uno?

A veces me sorprende la complicidad de la jerarquía de la Iglesia con esta forma de proceder. Cuando "pité" tuve confianza en la Obra por las garantías dadas por Roma. Con el tiempo, me he dado cuenta que el papado, en general, siempre ha buscado apoyos, que le ofrecieran súbditos y poder, y que no es de fiar. Mi ingenuidad me llevó a escribir una carta que me abrió la puerta a vivir veinte años de gilipollez, de tal forma que la juventud,que en general se recuerda como algo maravilloso, yo la recuerdo como algo absurdo, y los mejores años de mi vida han sido los que he pasado fuera de la Obra.

Un saludo.
Rocaberti