Acabo de ver la pelicula "La vida secreta de las palabras".

La primera vez que la vi fue en el cine. Hubo un momento de la película donde desapareci y desperté al cabo de un rato. Desperté justo después del momento más crudo de la película, donde la protagonista había contado su horror. A mi me resulto extraño haber desaparecido, haberme dormido, porque no tenia sueño, porque la película me mantenia en vilo. Era una película dura, y a mi me estaba calando la dureza muy hondo, me estaba haciendo daño. Sali de la película y me costó recuperarme. Todo el mundo decia que le habia encantado, que el final era feliz. Cuando me preguntaban yo solo podia responder que me habia dejado muy triste, porque me recordaba de una manera brutal a experiencias personales.

Hoy cuando la he vuelto a ver, he ido directamente a ese momento, donde supuestamente me dormí. Entendi que lo que me habia pasado en aquel momento, aquel dia que vi la película, fue que me desmayé. Nunca me habia pasado,  no sabía lo que era. Además estaba sentada, por tanto nadie se dio cuenta. Me habían pasado reacciones digamos biológicas (quedarte sin poder mover ni un músculo, o un sudor frío que te bloquea la espalda, o un dolor de cabeza brutal) cuando habia visto escenas de películas que se asemejaban en algo (no necesariamente en la forma pero si en el fondo por las consecuencias que producen en las personas) a lo vivido en el opus.

Hoy he sido capaz de verla, sentía de alguna manera que necesitaba verla. He llorado como el mar, pero ha sido un lloro lleno de esperanza y de alguna manera de alegría. ¿Por qué? Por la respuesta que tuvo Tim Robbins. Cuando ella le cuenta lo que le pasó y le hace poner su mano en las heridas, su reacción fue de lloro. Y que tremendamente bonito y curativo es que alguien llore tu dolor. Que humanidad tan grande la de Tim. A mi se me hace extraño encontrar a alguien que ante el dolor no responda con que "eres blandengue", con que "estás mintiendo eso seguro que no fue así", o con que "la culpa fue tuya". No le respondió eso a la chica, la creyó, y lloró su dolor. Hay una humanidad en Tim que yo pocas veces he visto. Me llenó de alegría y de esperanza. Como cuando ves las películas americanas de guapos y guapas que se quieren, acaban bien y comen perdices el resto de su vida. Para mi esta película fue como una ventana para creer en eso. En que pueda llegar alguien que a pesar de las secuelas que deja en uno el paso por el opus, no sean razón para salir corriendo, sino que te puedan querer, como le pasó a Hanna en la película.

Pues nada más, tenía ganas de contarlo a alguien, y me acordé de esta gran familia que es opuslibros.

Un besote grande a todos.

Mafalda Peich