Eran tres cochinitos.
Al mayor le gustaba la música; al segundo le gustaban las historias y los cuentos; el tercero era un cochinito muy voluntarioso y previsor.
Un día el menor fue a convocar a sus hermanos para que le ayudaran a construir una casa de ladrillos.
Mientras trabajaban, cada que los hermanos opinaban, el menor los corregía pues no era lo correcto.
Al final, el cochinito menor se quedó con todo.
Saludos cordiales,
Leonardo Cantú.
PD. Espero que
Carlos Carrasco en lugar de defender los derechos de una de las partes, trate analizar los derechos de los que fueron convocados al opusdei.