Hola Estrella:
Te equivocas. Lo tuyo no es diferente. Es idéntico a lo que hemos padecido miles de personas antes que tú.
Puedes seguir perpetuamente llorando a mares.
Puedes seguir perennemente, haciendo un sin fin de normas de piedad diarias que no te acercan a Dios, sino que te angustian.
Puedes seguir interminablemente, predicando cosas en las que no crees y aleccionando sobre lo que desconoces.
Puedes seguir eternamente, trotando con tus dos trabajos; el profesional y los encargos del Opus Dei, ambos sin sueldo.
Puedes seguir indefinidamente, haciendo oídos sordos a lo que te gritan tu conciencia y tu inteligencia.
Puedes seguir…
Puedes seguir…
Puedes seguir…
Y puedes seguir sempiternamente, convenciéndote a ti misma de que, tu Padre Dios, se regocija y se alboroza martirizándote de semejante manera.
Pero, siguiendo esa receta, llegará un día en que, los sesos, empiecen a chorrearte por las orejas.
¡Ojalá, ese día, Dios te lo depare bueno!
Un fuerte abrazo.
Heavy