Durmiendo con el enemigo.- Ángel
Fecha Monday, 05 May 2008
Tema 125. Iglesia y Opus Dei


           Hay una película de hace unos años que se llamaba Durmiendo con el enemigo. No pude menos que recordarla cuando veo las críticas a determinados procedimientos del Opus Dei; y se expresa la esperanza de que la Iglesia los corrija.

El no haber roto con la formación (o deformación) católica, impide ver que esos métodos cuestionados son los que siempre ha utilizado la propia Iglesia. El Opus Dei los ha copiado, de una vieja tradición, y adaptado. Por eso, se elevan quejas que no son escuchadas, porque se está durmiendo con el enemigo que es la propia Iglesia; para la cual –convencida que sólo ella tiene la verdad absoluta- no existen derechos humanos, sino sólo divinos...  



Por ejemplo, las numerarias auxiliares son una versión modernizada de los hermanos legos. Aquellos miembros de una orden religiosa, particularmente de órdenes monásticas, que se ocupan principalmente de labores manuales y de los asuntos seculares de un monasterio, en contraste con los monjes de coro del mismo monasterio que están abocados principalmente a la liturgia de las horas o al llamado opus Dei y al estudio.

Los hermanos legos, tienen como propósito principal el apoyo práctico a la gestión de los talleres, granjas, cocinas y similares del monasterio, para dejar libertad a los monjes de coro de orar y estudiar. Sin embargo, los hermanos legos son monjes y dedican un parte importante del día a orar.

En algunas ordenes mendicantes, como los dominicos, existían además los donados. En la comunidad estaban los padres sacerdotes, dedicados al culto y a la predicación; los hermanos legos, que hacían trabajos auxiliares muy diversos; y los donados, también llamados oblatos, que eran miembros de la Orden Tercera, los cuales recibían alojamiento y se ocupaban en muchos trabajos como criados.

Los religiosos tenían servidumbre gratis, convencida que su vocación divina era servir, para toda la vida, a los monjes o a los frailes, sin posibilidad de aspirar a más que a limpiar el convento o monasterio. Una idea que tradujo Escrivá en lo que primero se llamó numerarias sirvientas –“son y serán sirvientas”- y después numerarias auxiliares.

Lo mismo podemos decir de la cuenta de conciencia llamada confidencia o charla. El modelo se tomó de la Compañía de Jesús, aunque la práctica no es exclusiva de ella.  Como señala la página oficial de los jesuitas, se llama  cuenta de conciencia a “la conversación que el P. Provincial tiene con cada jesuita de su provincia una vez al año que permite que los superiores puedan gobernar eficazmente, nombrando a las personas más idóneas para los cargos importantes de gobierno”.

Los jesuitas dan cuenta de hasta las cosas más íntimas, al superior provincial; y éste toma decisiones de gobierno en base a esa información. La dirección espiritual y el gobierno se confunden. Exactamente lo que pasa en el Opus Dei. Para comprender más sobre la cuenta de conciencia se puede consultar la tesis doctoral “La cuenta de conciencia al Superior en el derecho de la Compañía de Jesús” de José Luis Sánchez-Girón, SJ, que obtuvo el Premio Bellarmino, de la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma.

            Hasta hoy se realiza la cuenta de conciencia en la Compañía y la Iglesia no la ha condenado, ¿por qué iba a rechazar la confidencia o charla del Opus Dei, que viene a ser lo mismo y es útil para el control interno?.

            Lo mismo se puede aplicar al proselitismo con los niños. La Iglesia siempre lo ha llevado a cabo (“dejad que los niños vengan a mi”); y allí se ha encontrado con problemas como la pedofilia. A mediados del siglo pasado, por ejemplo, era corriente ver a los frailes visitando en España los pueblos para recoger niños que pudieran servirles como vocaciones. Lo mismo siguen haciendo, en la península y en todo el mundo, buscando captar niños en sus colegios o seminarios menores; y otras actividades.

Este es un testimonio personal registrado en la Web que pertenece a  Miguel-A. Cibrián de Burgos y sucedió en 1966, cuando los religiosos iban de cacería a su pueblo:

“Yo me ofrecía voluntario para irme a su colegio cada vez que un fraile llegaba a la escuela.

- ¿Cuántos años tienes, majo -me preguntaba el fraile al verme tan pequeñito.

- 10.

- Mira, mejor esperamos a otro año. Ya volveré otra vez por aquí.

“Por fin me aceptó un fraile. Eran los benedictinos de Santo Domingo de Silos, en la provincia de Burgos. En principio, íbamos a ir dos de este pueblo. Pero luego al otro compañero le salió otra congregación por mediación de un familiar, y me dejó solo. Primero consistía en una prueba de quince días en verano, y, luego, tanto tú podías retirarte si no te gustaba, como los frailes podían elegir entre los aspirantes y rechazarte.

“Así me fui al pueblecito burgalés de Santo Domingo de Silos, a unos 60 km. al sur de la ciudad de Burgos. La prueba me resultó maravillosa... éramos uno 30 compañeros... un ambiente estupendo... unos paisajes muy bellos y totalmente diferentes de estas estepas cerealistas, donde vivo: montes, riscos, bosques, sabinas, encinas, quejigos, rebollos, y enebros, cuatro exámenes para comprobar el grado educativo de cada aspirante... eso sí, misa y rosario diario, pero eso entraba dentro de mis ideas religiosas recibidas desde niño”.

Como dice el testimonio “el único contacto habido con mi familia durante todo este tiempo fueron las cartas. Nosotros teníamos que entregar las nuestras al fraile en sobre abierto y sin sello”. ¿Suena familiar verdad?.

¿Qué diferencia existe, salvo las formales, entre lo que hace el Opus Dei en un Club Juvenil, EFA o Colegio de Fomento? ¿Acaso no quedamos también deslumbrados con “un ambiente estupendo” y luego vinieron las “misa y rosario diario” hasta que nos presionaron para escribir la carta?.

Si la Iglesia condena estas métodos del Opus Dei, se condena a si misma y todas sus instituciones. Escriva lo que hizo y muy bien –con lo aprendido en el seminario y los ambientes clericales- fue dotar de ropaje laical, y aire nuevo, lo que era un antiquísima forma de operar eclesiástica, justificándola doctrinalmente y por razones pragmáticas. Por eso, si queremos denunciar, denunciemos a la Iglesia, lo demás se nos dará por añadidura…

Ángel







Este artículo proviene de Opuslibros
http://www.opuslibros.org/nuevaweb

La dirección de esta noticia es:
http://www.opuslibros.org/nuevaweb/modules.php?name=News&file=article&sid=12295