Treinta y cinco años numeraria auxiliar (7).- Maripaz
Fecha Monday, 05 May 2008
Tema 010. Testimonios


 

NUMERARIA AUXILIAR DURANTE 35 AÑOS (7)

Maripaz, 5 de mayo de 2008

 

Por entonces los reyes magos me pusieron una gorra azul marino de punto, con un ponpon en lo alto ¡preciosa!. Me hizo mucha ilusión e iba combinada con unos calcetines hasta la rodilla, con unas borlas colgando. Era la ultima moda.

Recorrí con aquel atuendo, calles y plazas de Santiago para llevar a alguna chica a las meditaciones de los sábados. Con mi simpatía y don de gentes sabia captar la atención y tenia mucho éxito. Me creía salvadora de la humanidad y depositaria de la fe, era tanto lo que me insistían en ello...

Yo la verdad, disfrutaba con la gente y pensaba que les estaba dando lo mejor que tenia de verdad.

Una mañana me llamó la directora a su despacho. Yo me preocupé por la hora que era y porque nunca me había llamado. Con semblante muy serio me dijo que mis padres me habían escrito y decían que mi hermano había tenido un accidente de automóvil y estaba muy grave.

Quise enseguida ponerme en camino para ir a verle, pero me dijo que no lo veía necesario, lo peor, decía, había pasado. Me quedé cortada, no sabia que decir. No recuerdo lo que me dijo, pero salí de allí convencida de que lo primero en mi vida era hacer la obra y atender sus apostolados y la obra era mi familia verdadera en aquellos momentos.

Pisé una vez mas mi corazón y mis afectos y puse en segundo plano el cariño de mi hermano. Nunca fui a visitarlo ni entonces ni más adelante. Tardó un año en recuperarse y todavía hoy tiene secuelas. Jamás me pidió una explicación,ni hubo un reproche. Cuando tuve problemas para salirme, me apoyó y estuvo a mi lado .

Ahora pienso que poco corazón tuve....

Recuerdo, con verdadero placer, las tertulias de cantar con la guitarra. Me gustaba cantar y mi ilusión era aprender a tocar la guitarra. Solo logré saberme unos acordes para poder cantar ´mio cuore´ de Rita Pavone.

Lo que si aprendí, con gran precisión, fue a hacer cilicios. Un día me dijeron que mi trabajo consistiría en hacer artesanía y mi ilusión, pensando que pondría mi vena de artista al servicio de aquel encargo, se rompió cuando vi de que se trataba el asunto.

Me enseñaron una cesta con un rollo de alambre, un taco de madera y un alicate. Se trataba de cortar pequeños trozos de alambre y darles una forma concreta, para luego unir las pequeñas piezas unas con otras hasta formar un cilicio, como remate una cinta colgaba de un extremo y servia para atar ¡cuantas armas de destrucción masiva de piernas hice!

Este encargo tenia una recompensa. Lo hacíamos en el aula, con lo cual pude ver el cielo y sol de Galicia, cuando lucia , claro .Y por supuesto, al atardecer las maravillosas puestas de sol que nos hacían sentir poetas.

El aula era especial. También las tardes de la labor de s. Rafael, poníamos el tocadiscos y los discos de vinilo gritaban al viento mis canciones preferidas. 

<<AnteriorSiguiente>>









Este artículo proviene de Opuslibros
http://www.opuslibros.org/nuevaweb

La dirección de esta noticia es:
http://www.opuslibros.org/nuevaweb/modules.php?name=News&file=article&sid=12292