"EL CATOLICISMO SIRVE DE PARAPETO CONTRA LAS SECTAS"

Religión Digital - 9/14/2007

José Manuel Vidal

Teólogo y miembro del Opus Dei, Julio de la Vega-Hazas está especializado en moral y en sectas. De hecho, uno de sus libros se titula “El complejo mundo de las sectas”. En la entrevista señala que no es tan fiero el león de las sectas como lo pintan. Dice que en España hay 250.000 adeptos y que la secta más numerosa son los Testigos de Jehová. Y las más peligrosas, las satánicas. Asegura también que “el catolicismo sirve de parapeto contra las sectas” y que “los chicos se van a las sectas, porque los padres no les ofrecen ideales”...

En general, el padre de la Vega tiende a desdramatizar la importancia, incidencia e influencia de las sectas. Al menos en España. “Aquí tienen menos incidencia que en otros países. Primero, porque llegan más tarde y, en segundo lugar, porque la fe católica está aquí muy arraigada y actúa de parapeto contra la penetración de las sectas”. Aún así y aunque sea difícil precisar el número de adeptos con los que cuentan las sectas en España, de la Vega asegura que rondan los 250.000. Una cifra muy alejada de la de los Estados Unidos, “el país con más sectas con diferencia”.

El experto, sin embargo, no se siente a gusto con la terminología “secta”, un término que se tiende a reemplazar, en la actualidad, por el de Nuevos Movimientos Religiosos (NMR). Y tampoco es fácil definir el universo sectario. A su juicio, se trata “del escaño más bajo de la religión, una iluminación poco razonable”.

En cuanto a su peligrosidad, el teólogo de la Obra señala, en primer lugar, a las sectas satánicas, que “se están expandiendo mucho por Internet, un extraordinario vehículo de propagación de las sectas, especialmente de las satánicas”. El satanismo sería, pues, el grado mayor de peligrosidad sectaria.

Después y muy alejadas ya, figurarían otras como la Cienciología o la Ciencia Cristiana o los Testigos de Jehová. “No se trata de peligrosidad de orden público o de atentados contra la vida. De hecho, más peligrosas que estas sectas son las tribus urbanas neonazis o de cualquier otra afiliación”, señala de la Vega.

La secta preponderante en España son los Testigos de Jehová. “Es la más numerosa con diferencia. Rebasa la barrera de los 100.000, aunque lentamente está disminuyendo y se concentran en las clases más populares y con menos recursos.

Muchas sectas son un negocio. El caso prototípico es del de la Cienciología, en la que “la secta no está al servicio del negocio, sino el negocio al servicio de la secta”, asegura el teólogo. Y añade que el denominarse Iglesia es “una careta, porque no tienen nada de Iglesia ni nada que ver con una Iglesia”. Más aún, “sus cursos son masajes con atiborramiento de pastillas y un detector de mentiras simplón”.

En el fondo, según el padre de la Vega “ésta y otras sectas buscan la confesión, que ha dejado de lado el catolicismo y que inventó el Señor para que sirviese también de consuelo humano”.

Tanto la Cienciología como otras sectas utilizan el “reclamo” de las “estrellas” de cine universalmente conocidas y que sirven de “cebo para atraer a los incautos”. Tal es el caso de Tom Cruise o de John Travolta para la secta de Hubbard o Madonna, en el caso de la Cábala.

Otra secta con presencia en las calles españoles es el Hare Khrishna. “Una presencia pública que ha disminuido mucho, porque han optado por ser más discretos y, además, están de capa caída”. Como en general, todas las sectas. “Porque los españoles pueden dejar de ser católicos o de practicar el catolicismo, pero no se hacen de otras religiones, en general”.

De la Vega asegura que ni en la Iglesia católica ni en las protestantes hay sectas propiamente dichas. Aunque algunas iglesias evangélicas utilizan técnicas que recurren al sentimentalismo más espectacular y, “de la Iglesia católica, salió en España el Palmar de Troya”.

¿Qué pueden o deben hacer los padres que tengan la mala suerte de que sus hijos caigan en las redes de una secta? El Padre de la Vega señala diversas iniciativas, “todas de sentido común”.

En primer lugar, invita a “afrontar la realidad”. Por ejemplo, “aceptar que el hijo se ha ido, que no se lo han llevado y que quizás se haya ido, porque no ha encontrado en casa un ideal”. Y añade: “En otros casos, funciona el síndrome del “patito feo”, el hermano menor con menos cualidades, que quiere ser alguien con personalidad propia y diferenciada y afirmarse”.

Una vez asumida la realidad, el experto aconseja “serenidad”. Porque “la histeria no resuelve nada. Más aún, los esfuerzos histéricos por acercarse al hijo no sólo no resuelven nada, sino que empeoran las cosas y hacen que se separe más de los padres”. 

Después, “información” sobre la secta de que se trate. En Internet, “seleccionando” o acudiendo a sacerdotes o a centros especializados en información de sectas. Como la Red Iberoamericana de Estudio de las Sectas (RIES), a la que pertenece el Padre de la Vega. Y por último, diálogo, “sin pretender salvar al hijo con una conversación. No ha entrado de repente ni va a salir de repente”. 

Y para evitar caer en las sectas, la receta del padre de la Vega es clara y sencilla: “ofrecer ideales en la familia”. Sobre todo, el “ideal de Jesucristo, que sigue teniendo un enorme tirón entre los jóvenes”.