La promiscuidad como condición de santidad.- Carocha
Fecha Monday, 21 April 2008
Tema 070. Costumbres y Praxis


Durante todos mis años en el opus, la “charla fraterna” o “confidencia”  (o nome é tudo: palavras para quê? :)) ha sido siempre, semana tras semana, un absurdo lamentable y terriblemente penoso. Me repetían, como a todos y a todas, que el problema era mío, y que se resolvería con “más visión sobrenatural”: de mí parte, claro. Métodos científicos...

Cada semana, puntualmente, debíamos confiar brutalmente, por decreto, nuestra intimidad a personas a las que muchas veces apenas conocíamos y con las que la mayoría de las veces no teníamos afinidades reales, gente con la que nunca hablaríamos por iniciativa propia, ni siquiera de trivialidades, porque ni ahí nos entenderíamos.

Claro que lo hacíamos porque éramos muy jóvenes y muy “entregados” y claro que muchos terminamos en depresiones de grados variados, y claro que, para sobrevivir, muchos fuimos desarrollando códigos de lenguaje para que la “charla fraterna” semanal tuviese el formato recomendado y fuese aceptada sin grandes problemas, propios y ajenos. Un laberinto horrible, sin salida ni sentido: sin esperanza.

Y asco: asco es exactamente el sentimiento al que nunca supe poner nombre antes de finalmente entender, en OpusLibros, esta cosa tan simple: me daba asco, cada semana, confiar mi conciencia en la “charla fraterna”. Salía en blanco, observándome a mí misma como a una persona extraña: como imagino que se sale de una violación, o de una relación meramente física. Puntualmente, cada ocho días.

El viernes, leyendo a Florenelatico  y a Books,  reconocí ese viejo asco, que no sentía hace mucho.

Escribía Florenelatico: “Pero bueno, ese es su (de l@s “director@s”) trabajo, convencerme de que son buen@s para que yo pueda abrirme.” Y Books: “A los cinco o seis días se me acerca mi presunt@ amig@ íntim@ y me dice que cuándo me viene bien que quedemos.”

Las mismas palabras describen, sin dificultad, una situación de “formación” ordinaria en el opus dei: la promiscuidad más abyecta como condición indispensable para la “santidad”.

Un fuerte abrazo,
Carocha







Este artículo proviene de Opuslibros
http://www.opuslibros.org/nuevaweb

La dirección de esta noticia es:
http://www.opuslibros.org/nuevaweb/modules.php?name=News&file=article&sid=12210