Peñafiel, mi historia en el Colegio Mayor, curso 1994/1995.- Acrobata
Fecha Wednesday, 16 April 2008
Tema 020. Irse de la Obra


Lo cierto es que me sorprendo a mí mismo al verme escribiendo estas líneas. Entiendo que debo participar con el testimonio de esos años, del tiempo que pasé en la "Obra de Dios". También se que al escribir, al decirlo, me saco algo de dentro, me limpio.

Yo pité en el centro de Gijón, el antiguo "Bulnes" y ahora "Deva". En realidad, esos años, de los 16 a los 18, no vivía la vida de la Obra. Estaba aún protegido por mi entorno familiar, completamente favorable a mis planes en el club. Mucho deporte y excursiones. Todo cambió al empezar mi primer año en el Centro de Estudios. En 1994 inicié mis estudios en la Facultad de Derecho de la Universidad de Valladolid. Fui residente numerario en Peñafiel desde septiembre de 1994 hasta marzo de 1995, en los que decidí dejar la prelatura.

He olvidado muchas de las cosas que viví entonces. Supongo que aquí adquiere sentido la facultad de olvidar que necesitamos las personas para vivir de la que escribió Nietzsche. Pero sí recuerdo la toma de decisión, es decir, desde el momento que decido que no quiero seguir en el Opus Dei, hasta que tuve que hacer la maleta y salir por la puerta.

Al plantear mis dudas a mi director, me lo cambiaron. Quiero decir que, desde ese momento, me atendió el director de Peñafiel por aquel entonces (creo recordar que su nombre de pila era JA). Nunca escuchó lo que tuve que decirle. Lo recuerdo como la única persona que me tocó la conciencia, que manoseó mi espiritualidad y vivencias personales. Que me envío al infierno, dejó sin sentido a mi vida. Yo estaba creado para ser numerario y al marcharme de la Obra traicionaba el plan del Creador, mi sentido último y final. Nunca podría ser feliz. ¿Cómo es posible que una persona "formada" sea capaz de decirle estas cosas a un chico de 18 años que acaba de salir de su casa? Recuerdo la presión total que se ejerció sobre mí. Recuerdo ese mes de febrero/marzo como una especie de tubo.

Ahora tengo 31 años. NADIE ha ejercido semejante violencia sobre mí como esta persona. Ese maltratador psicológio/terrorista espiritual.

Un día hice la maleta, cumplidos los días y ayudado por mi familia, salí por la puerta. Nadie se despidió de mí entonces. Acudieron a la estación dos compañeros (FLV y PB). Creo que los dos siguen en la Obra, uno de ellos en Roma. Tuvieron que desobedecer para venir a la estación de Autobuses, demasiado corazón supongo. Dice mi madre, que también dejó la Obra (su historia es mucho peor que este breve lapsus en mi vida), que hay muy poca caridad en la Obra de Dios.

No tengo secuelas, gracias a Dios. No necesité medicación. Sí un año de adaptación al mundo "real" y un psicólogo que me ayudó a dejar de lado toda esa estructura omnisciente de horarios y visiones de las cosas.

Valoro muchas de las cosas que aprendí en el colegio en el que estudié (Los Robles) y del tiempo que pasé en los clubes. Tiene que ver con el esfuerzo, la excelencia, las llamadas "virtudes humanas". Pero el balance total es el siguiente: creo que dentro de la institución hay algo esencialmente dañino, perverso. Una suerte de destrucción interior, de todo lo que nos hace ser lo que somos, en aras de la organización, del "espíritu de la Obra", pasando por encima de la verdad, de las personas, de sus vidas.

Mi experiencia en la Obra me ha alejado de la práctica religiosa. No puedo ni rezar, ni pedir, ni creer. Todo está impregnado de esos días, de sus vivencias.

Aprovecho la ocasión para mandaros un fuerte abrazo a todos,

Acrobata







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