El Padre, Nuestro Padre.- Nacho Fernández
Fecha Monday, 14 April 2008
Tema 010. Testimonios


EL PADRE, NUESTRO PADRE

En la vida del Opus Dei, existe un momento en que el fundador, denominado hasta ese momento "El Padre", pasa a ser "Nuestro Padre" y así quedará para la historia de la Obra. Me estoy refiriendo al 26 de junio de 1975, cuando fallece monseñor Jose María Escrivá de Balaguer y Albás. Inmediatamente, el secretario general de la institución, monseñor Álvaro del Portillo y Díez de Sollano, escribe una carta titulada "Nuestro Padre, en el Cielo". El título no es "La muerte de Nuestro Padre", sino "En el Cielo...", con lo cual en la institución ya tienen la certeza que quien la fundó es santo. Me tocó vivir esos días y se me han quedado grabados profundamente...



Desde los primeros momentos posteriores al fallecimiento del fundador, los directores opusianos controlaron las palabras con las que había que referirse a la desaparición del entonces monseñor Escrivá de Balaguer. De aquellos días se me ha quedado reflejado un comentario de uno de la Obra que venía de Roma que decía: "Allí (en Bruno Buozzi, 73-75, sede del gobierno central de la Obra) no se habla de la muerte de nuestro padre", sino de "La marcha al cielo de nuestro padre". Ya se le había glorificado. Así no se escapaba ni la beatificación ni la canonización y los directores del Opus Dei dirían que había una conciencia general de que este eclesiástico señor era santo. Vamos, lo que se suele decir que "murió en olor de santidad". Muy buena maniobra, sí señor.

El Opus Dei cuida minuciosamente sus palabras. No quiere que haya varias interpretaciones. De ahí que desde un primer momento utilizaran la expresión "la marcha al cielo de nuestro Padre" para irle imponiendo en todos los ambientes. Si alguien con un cierto ascendiente sobre los demás dice una cosa, todos los demás lo repiten. Es el caso de las llamadas "intenciones mensuales", de las que una muy destacada es la que ellos denominaron "sine die", hasta que dijeran que se había acabado, intención mensual que negaba que la Obra estuviera vinculada al régimen del general Franco o que tuviera que ver con una determinada línea política, conocida en algunos ambientes como "los tecnócratas". Los que pertenecíamos al entonces de hecho instituto secular en nuestras conversaciones y en nuestros escritos. Era lo que ellos llaman "hacer opinión pública". ¡Qué bien cuida el Opus Dei estos aspectos! ¡Cómo manipula! Pero no solo había que provocar conversaciones o escritos dejando claro los referidos aspectos, sino que también había que rezar por ello.

La utilización de la palabra "el Padre" y posteriormente "nuestro Padre" no es por casualidad. Los directores opusianos pretendían que monseñor Escrivá de Balaguer estuviera en cualquier cabeza de sus seguidores antes que la que ellos llaman "familia de sangre", que los padres y las madres que trajeron al mundo a sus seguidores. Precisamente el hoy San Josemaría decía que la Obra de Dios era una gran familia con vínculos más fuertes que los de la sangre y añadía: "¡Qué bien se está en el Opus Dei!". Lo demuestran los hechos. Cada día son más los que deciden darse de baja de una supuesta familia que no les convence. Por eso yo me fui despues de casi treinta y cuatro años.

Alguna vez he oido a algún sacerdote numerario del Opus Dei que ha respondido malamente cuando una persona de la calle se dirige a él con expresiones como "padre me puede decir...". Sé de casos que han dicho "no soy padre de nadie ni de nada", y, a la vez, han asegurado que eso de "padre" queda para los miembros de la Compañía de Jesús, que sí se denominan "padres". Eso demuestra el enorme cariño que, según ellos, profesan a los religiosos. Sin embargo, no les importa a estos mismos sacerdotes que el fundador sea denominado "nuestro padre" y sus sucesores al frente de la hoy prelatura se les denomine "el padre". Lo comparan ellos con muchas familias donde sus hijos le llaman "padre". Yo a mi padre le llamaba "papá", no "padre", pero cuando hablaba con mis amigos decía "mi padre". ¡Cómo sabe el Opus Dei servirse de lo más íntimo!.

No se me olvida que uno de los documentales más vistos en los centros de la Obra es el denominado "La llamaban Padre en los cinco continentes". En él se recogen testimonios de personas del Opus Dei y de otras que no pertenecen a la prelatura. Como se ve los títulos no son por casualidad. Estos casos suelen contar con la autorización de los máximos responsables de la institución.  ¡Qué complicados son! Todos repiten la consigna de turno. Alguna veces, aun siendo de la Obra, prefería no decirlo, pero me daba vergüenza lo relamidos que eran. Muchas de las sonrisas que oía dentro ante una frase de su máximo responsable en ese momento me parecían falsas. Nunca lo dije pero es cierto.

Internamente en el Opus Dei, los jesuitas eran denominados "los de siempre" y, poco antes de irme, se nos indicó que los legionarios de Cristo fueran denominados "los de ahora". A éstos últimos se les acusaba de copiar a la Obra. Puede que no vayan descaminados, pues el fundador de los legionarios de Cristo, padre Maciel, era denominado "nuestro padre". Lo que parece es que este último tiene dificil el camino de su canonización, pues ha sido acusado por un grupo de sus primeros seguidores de pederastia.

Dentro de no muchos años el Opus Dei se enfrentará a la elección del nuevo padre. El fundador, hoy San Josemaría Escrivá de Balaguer y Albás, también en vida marqués de Peralta --aunque se prohibiera hablar de ello a los que entonces pertenecíamos a la institución-- fue sucedido por los que hasta el último momento de su vida llamó sus "custodes", Don Álvaro del Portillo y Díez de Sollano (era su confesor y se encargaba de sus asuntos de su vida interior) y Don Javier Echevarría Rodríguez (se encargaba de loa aspectos materiales). ¿Quien será el nuevo padre?

NACHO FERNÁNDEZ







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