Su aliento en tu nuca.- Guillermo-Brown
Fecha Monday, 14 April 2008
Tema 020. Irse de la Obra


Querida Estrella:

 

            Los deseos, los instintos y las pulsiones no pueden negarse eternamente. El entorno en que cada uno vive es posible que les permita funcionar, y es posible que no. En el segundo caso los tres (deseos, instintos y pulsiones) sumen a su dueño/a ora en letargo, ora en remolinos y espirales de agitada confusión. Si es tu caso, comprobarás que tu cerebro se embota angustiosamente, cada vez más a menudo, cada vez peor. Es la proximidad del final de una etapa vital.  

 

            Contesto tus dos preguntas.

 

            Seguir así en el la Obra es suicida. La Estrella que Dios ha creado se está rebelando contra lo que para ella es imposible. Tu conciencia te aconsejará qué hacer y te sugiero vivamente que le hagas caso, mucho caso, todo el caso. Según avance el abotargamiento de tu raciocinio te hablará menos veces, pero sus destellos de lucidez serán más luminosos. Dios habla con ellos, no por boca de directoras. 

 

            Quienes siguen en la Obra es porque encuentran en ella el necesario “campo de juego” para sus deseos, instintos y pulsiones (todos puestos por Dios, todos buenos). Por tanto –incluso con su mejor buena fe- no te entenderán. Tergiversarán lo que sientes, atribuyéndolo a faltas y defectos. No les será posible entender que Dios no te ha llamado al espíritu de la Obra, y te lo está diciendo con síntomas graves y alarmantes.

 

La comprensión por la que preguntas sólo puedes hallarla en quienes no encajando tampoco, hubieron de marcharse. Si conoces alguna persona así, ya tienes a quién acudir. Quien fue expulsada es difícil que te pueda ayudar, porque sí encajaba en la Obra –el rechazo aquì fue invertido. Las que se fueron por su iniciativa te entenderán siempre. En OPUSLIBROS tienes legión que te prestará con cariño su “oreja” y su corazón.  

 

            Ánimo. Si Dios te dejó equivocarte y ahora te lo hace ver, ahora como entonces debes seguirle. El túnel tiene final. No desfallezcas. Llevas siempre, cálido, su aliento en la nuca. Jamás te faltará. Las directoras no te entienden, pero para tu Padre que te ha hecho cual eres, no tienes secretos.

 

            De nuevo, ánimo.     

 









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