A raíz del escrito de Giovanna Reale sobre las travesuras de las niñas del Univ 2008 quería recordar algo similar hace más de diez años cuando Juan Pablo II estuvo en Argentina. En el año 1987.

Yo era adscrita como numeraria de un club de bachilleres y desde allí se organizó que tuviéramos unas credenciales hechas por nosotras que decían "Comité Juvenil de Recepción" para que nos facilitara el escabullirnos y estar lo más cerca del Santo Padre.

En el Opus Dei el fin justifica los medios... qué deseo más santo puede haber que el de querer estar cerca de su Santidad!

Yo tenía 17 años, me resultó chocante al principio... pero quienes lo proponían y alentaban eran las mismas personas que me estaban enseñando a ser más comprometida y coherente con mi Fe. Por supuesto en ese momento puse en duda mi "sensación" y mi duda de que aquello fuera lo correcto. 

El viaje del Papa Juan Pablo II fue una experiencia maravillosa para mi ya que tuve dos oportunidades de estar cara a cara con el, ahora santo de mi devoción, pero gracias a Dios, ambas veces sin la necesidad de la inventada credencial...!

Sé que es un ejemplo inocente, trivial, que no hacía mal a nadie... pero también nos enseñaban que quien es fiel en lo pequeño es fiel en lo mucho....  ¿Será por ello por lo que yo al final no perseveré? :)

Besos, Lulu