Hola a todos!!!

Primero que nada un fuerte abrazo de bienvenida a todos aquellos que a partir del pasado jueves 20 de marzo leen esta web con un sentimiento particular de libertad y felicidad porque... ya no son de la Obra !!!!!

Por cierto, ¿alguien sabe el recuento de los daños? ¿Cuántos nuevos ex hay a partir del pasado 20? Yo mismo partí un 20 de marzo. Recuerdo que pasé cuidadosamente el 19 tratando interiormente de no hacer un acto mecánico e inconciente de renovación de compromisos. ¡Qué lío habría sido si lo hubiera hecho! ¡Porque no quería hacerlo! Pero el pensamiento me podía traicionar. Y luego, a media noche del 19, ¡Qué paz!

Después llamé a comisión regional para notificar que no había renovado, tal y como me habían pedido que hiciera (que llamara para decirlo, porque la decisión fue solo mía). De eso ya hace más años de los que estuve dentro. Yo solo estuve como 6 años, o sea que no fue tanto como algunos de los de aquí (¡a quienes admiro de verdad! ¡Qué aguante!). Estuve en un consejo local, eso sí.

Bueno, a lo que venía. Estos días, seguramente por el género de peliculas que uno ve en Semana Santa, he estado reflexionando sobre algunos de los sentimientos que tuve cuando tomé la decisión de salir. Recuerdo que un día fui a misa a una iglesia cercana al centro donde vivía y me abrumó la cantidad de gente que había allí. Aquello era para volverse loco. Tantísima gente que "no conocía la Obra", "nunca había oído hablar de..." y todo eso. Luego de escuchar tantas charlas y tantas meditaciones donde con cada frase sobre la responsabilidad que teníamos sobre esas almas, concluí que si uno se toma en serio esa responsabilidad no puede vivir tranquilo (y ese es el objetivo en el fondo) o, como yo hice luego, se da cuenta que eso no cuadra, no es razonable, no puede ser, y todo se desmorona y se destruye ese castillo que idea por idea (como ladrillos) la "formación en casa" va construyendo.

Se desmorona porque uno no puede creer genuinamente que pueda ser cierto eso de "dos vocaciones por año" y luego ver pasar los años con listas de San José que son solo para olvidar, con una labor que en lugar de crecer es más bien patética y eso a pesar de que es un "querer divino".

Pero, también uno se tiene que preguntar, ¿acaso no hay algo de cierto en todas esas ideas exageradas? ¿Acaso no es un fracaso divino que tanta gente ni siquiera lo conozca? ¿Que no cumplan sus mandamientos? ¿Que vayan al infierno?

Estas dudas a veces me asaltan y me hacen preguntarme dónde está el error. ¿Porqué Dios creo un mundo que parece diseñado para que la gente no lo ame y luego manda amarlo sobre todas las cosas? ¿Se puede culpar a alguien de no cumplir ese mandamiento cuando dificilmente tuvo alguna conciencia de que esa era su obligación y encima mandarlo al infierno eternamente por ello?

Bueno amigo lector de este mensaje, gracias por leerme hasta aquí. Si puedes dame una luz. Si no pues igual me has ayudado a desahogar mi alma.

Abrazos,

Luigi