Causas para repensar mi estadía en el Opus.- Ibert (Bolivia)
Fecha Tuesday, 16 March 2004
Tema 010. Testimonios


Orejas de guardia,

Antes que nada felicidades a los creadores de la página. Realmente para realizar ese seguimiento y orientación durante más de un año, significa que los traumas sufridos, en los ex, han dejado huellas profundas y difíciles de superar.

Son tantos los años que pasaron desde que dejé el Opus, que ni siquiera recuerdo a que nivel llegué como supernumerario. Eran los años 60. Lo que si recuerdo es el nivel de compromiso que tenía con la Obra. Ciento por ciento. Comparto con los ex, los tiempos difíciles en el proceso de alejamiento, aunque, después de leer tantos testimonios, comprendo que para los exsuper son mucho menos "sufridos" que para los exnumes. Cuánto de lo que leo, compartí, deduje o intuí en aquellos tiempos.

En mi caso, dos fueron las principales causas para repensar mi estadía en el Opus.

La primera, la falta de sensibilidad, personal e institucional, hacia los temas sociales. Los miembros, en los hechos, eran (me imagino, con mayor razón ahora, son) muy conservadores políticamente. Los pocos que tenían una posición política, en la época, moderadamente "socialista", fueron una excepción y tanto así, que no soportaron la camisa de fuerza con la que tenían que lidiar en la institución y abandonaron, calladamente, la obra. Y vaya si eran el ejemplo de pluralidad y de libertad "personal" de los miembros en la política. Para situarnos, estoy hablando de Roma, más precisamente, fui residente durante varios años de la RUI (Residenza Universitaria Internazionale).

Esta posición (institucional) conservadora, en los hechos, obviamente da como resultado que la Obra haya estado ligado a regímenes dictatoriales, en un reciente pasado, como es el caso de los países latinoamericanos y en particular de Bolivia, de donde provengo, y que en la actualidad estén al servicio de las capas más pudientes de nuestra sociedad.

El segundo motivo para mi alejamiento de la Obra, ha sido su posición ultra conservadora en los temas sexuales y de las relaciones de pareja. Y no es que yo haya sido un tipo particularmente libidinoso o algo por el estilo, era (y soy) un latinoamericano que le gustaba moderadamente bailar (solo entre hombres, no por favor) y mantenerse "disponible" para las experiencias y relaciones de amistad con compañeras y compañeros de universidad. Ya habrá oportunidad de relatarles una anécdota de la visita que nos hizo (a la RUI) el padre Escribá y la respuesta que dio a un amigo a una pregunta sobre el tema (el de las mujeres), lo que ocasionó un desencanto y perplejidad en muchos residentes, varios de ellos extranjeros.

A decir verdad, mi alejamiento fue doloroso pero no particularmente traumático. Tanto así que mantuve amistad con varios miembros, aunque los temas de conversación ahuyentaban cualquier referencia a los conflictos con la Obra.

Un detalle. En mis tiempos, el hecho de concebir que a una institución ("religiosa", para escándalo de los opusinos, aunque la realidad es peor que la apariencia) podías eventualmente ingresar durante o preferiblemente después de tu formación universitaria, era uno de los caballitos de batalla y un buen anzuelo para los jóvenes y los no tan jóvenes. Por lo visto, en este aspecto la Obra ha involucionado, y no se diferencia para nada de los sistemas de proselitismo tradicionalmente utilizados por las instituciones religiosas (que tratan de captar adeptos desde la primaria).

Otro detallito, para los que participan en la web: fuera de la religión católica, el mundo también continua. Las aspiraciones e ideales de la humanidad no son patrimonio de ninguna religión. Las virtudes, como la generosidad, el amor al prójimo, el sacrificio por los otros. Los ideales de justicia para todos, de igualdad de oportunidades y tantas otras "virtudes", constituyen un sistema de valores que ninguna civilización, religión o cultura en particular pueden reclamarse como "dueñas", claro que este tema da para mucho más, pero simplemente quise hacer esta acotación, por que a ratos, parecería que muchos sienten la necesidad de justificarse permanentemente, y no dar argumentos a los contrincantes virtuales y reales, de que su decisión de irse del Opus significó alejarse, aunque solo sea un poquito, de la religión católica.

Felicidades a todos y por favor, en lo posible, sigan opinando. La visión de conjunto que tienen ustedes es inigualable.

Para mis viejos amigos miembros actuales (si todavía existen y que ojalá estén curioseando en la red), o ex, que quisieran contactarse conmigo, por favor facilitad mi correo electrónico.

Ibert (Bolivia)







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