Por si alguien duda de si soy Numerario.- Jorge (J.J.Irrazabal)
Fecha Sunday, 16 March 2008
Tema 010. Testimonios


Habréis de perdonarme que sea autoreferencial en esta colaboración, pero es que el tema (yo mismo) no tiene desperdicio.

 

En mi primer escrito he querido mostrar que, en el fondo, en la Obra nos importa poco la verdad histórica sobre nuestro Fundador y sobre todos los demás temas. Lo que de verdad nos quita el sueño es contar con un relato que dé sentido a nuestras vidas, y si éste ha sido manipulado por el mismo san Josemaría, por don Álvaro, por Andrés Vázquez de Prada o por Pilar Urbano, en realidad nos da igual: queremos estar seguros de que la Obra es de Dios, y de que fuimos elegidos desde toda la eternidad para hacer el Opus Dei en la tierra. Si no estuviéramos seguros de esas dos ideas, todo se resquebrajaría. Y como no queremos que se resquebraje, nos gusta creer que lo que nos cuentan es verdad.

 

En el segundo escrito me lamentaba por la insistencia con que se señala que en la Obra no somos coherentes entre lo que decimos y lo que hacemos. Como he dicho, creo que lo realmente bonito en el Opus Dei es la coherencia interna de su discurso: el extraordinario andamiaje de argumentos sobre el que descansa nuestra vida de hombres y mujeres entregados a Dios en medio del mundo. Para todo hay una respuesta, todo tiene una explicación sobrenatural. Si te va bien, es que Dios lo quiere así; si te va mal, es que Dios lo quiere de este otro modo también. Si vives sano y fuerte, es que Dios cuida sus instrumentos para que le sirvan en su Obra por muchos años; si te pones malo y los antidepresivos forman parte de tu dieta diaria durante décadas, es que en Señor quiere que te identifiques con Él en el Huerto de los Olivos, y puedas decir sin exagerar: “Si es posible, aparta de mí este cáliz”. Eso es lo bonito. Siempre habrá un director o un sacerdote que te hará ver el costado sobrenatural de lo que te sucede, y podrás decir, feliz: “Nunca pasa nada, y si pasa, qué importa, y si importa, qué pasa”. Poesía mística, y de la buena.

 

* * * * * * *

 

Cambio de tercio. Señor@s, no soy numerario. Desde hace algunos años, ya no lo soy. Pido perdón de verdad si he herido la sensibilidad de alguien, sobre todo cuando he repetido los anatemas absurdos relacionados con el rejalgar. Sé perfectamente que aquella profecía de san Josemaría es producto de la retórica barroca y carente de matices que a veces se apoderaba de él. Llevo ya algunos años fuera del Opus Dei y he comprobado por mí mismo que, si algo se parece al rejalgar, fueron los últimos tiempos que pasé allí. Desde hace años soy ridículamente feliz.

 

Con mis escritos he querido hacer una crítica de algunos modos de pensar que están extendidos en el Opus Dei, haciéndolos explícitos con crudeza. No sé por qué me ha salido hacerlo a través de la ironía o de la reducción al absurdo. Creo que es mi forma natural de pensar: difícilmente puedo señalar lo que me parece mal sin imitarlo un poco y ver si suena tan ridículo como me pareció a primera vista.

 

Os pido perdón de nuevo a quienes estáis fuera de la Obra y que, por lo que he escrito, habéis vuelto a sentir la violencia psicológica que os era tan familiar en el pasado, y de la que ahora huís como de la peste. Si hubiera podido elegir a quién me leía, hubiera querido que fueran sólo miembros de la Obra, y que se vieran retratados en algunos de esos razonamientos. Y me hubiera dado por pagado si alguno sentía algo de vergüenza, o al menos empezaba a pensar que quizá no está todo del todo bien allí dentro.

 

Habiendo ya pedido perdón, aprovecho para compartir con vosotros un pensamiento: si hay quienes han creído que un Numerario podía decir lo que yo he dicho, es que es verosímil. Sonaba un pelín exagerado y descarnado, lo reconozco, pero posible. Es que hay energúmenos como J.J. Irrazábal en el Opus Dei que repiten citas evangélicas y de san Josemaría como autómatas, y se las colocan a sus públicos sin miramientos. Individuos así son curas o directores, o pueblo llano, da igual. Lo importante es que forjaron sus conciencias y sus discursos a golpe de escritos de san Josemaría y de círculos y meditaciones y confidencias y confesiones y correcciones fraternas.

 

¿Alguien quiere una prueba más contundente de que algo va mal allí dentro que el hecho de que algunas personas que saben mucho sobre el Opus Dei, a pesar de que he exagerado hasta el absurdo, han podido creer que J.J. Irrazábal es un numerario con sus cursos de retiros al día y su hoja de normas en regla?

 

Hay quienes se han pasado décadas dentro del Opus Dei y no creen imposible que un numerario diga que los que nos hemos ido tenemos bien merecido nuestro rejalgar, y que no importa la verdad, y que se puede manipular la historia si es conveniente para los fines corporativos, y una buena cantidad de sandeces más. Para mí, eso es lo alarmante. Quiere decir que en el Opus Dei realmente muchos piensan así. Ojalá la Iglesia tome nota, y haga algo.

 

En fin, supongo que en mis próximos escritos volveré a identificarme con el talibán J.J. Irrazábal. Algunos han salido con la cabeza sana, después de años en el Opus Dei. Yo no he tenido tanta suerte, y cada tanto necesito ser Mr. Hyde, como medida terapéutica.

Un abrazo fuerte para todos,

 

Jorge (J.J. Irrazábal)









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