Para Yoha -benditos agregados.- Ñamñam
Fecha Monday, 15 March 2004
Tema 010. Testimonios


Para Yoha -benditos agregados-

Durante una buena parte de mis años en el Opus Dei fui subdirector de un centro de agregados. De hecho era yo el director, ya que el director "oficial" lo era a la vez de otro centro "múltiple" de San Miguel, de San Gabriel y de San Rafael (él era el director común, y los otros cargos eran distintos en cada consejo local). De hecho, lo que hacía el director oficial era "firmar" (es un decir) lo que el secretario y yo le presentábamos.


Mis recuerdos son agridulces:

- De las personas que eran agregados entonces guardo, sin excepción, un recuerdo excelente. Siempre me parecieron personas "de una pieza", enteros, de fiar, nada caprichosos ni complicados, al menos comparados con los numerarios y san rafaeles-numeraritos.

La verdad es que creo que les atendí bastante bien, con no poco sacrificio, pero siempre lo hice muy a gusto. Y también es cierto que en general, me sentía correspondido y querido. Después de años fuera del Opus Dei les sigo recordando con cariño y con gusto volvería a verlos, cosa que no puedo decir de casi nigún numerario.

Siempre tuve muchísimo cuidado en que no sufrieran menoscabo respecto a los numerarios, ni en la celebración de las fiestas de casa, ni en sus cumpleaños, ni en la atención por parte de los sacerdotes. A este respecto tuve que atajar la manía de que a los agregados les atendieran sacerdotes de "segunda" (sacerdotes de la SSS+, con mucho ánimo y ganas, pero poco conocimiento de la Obra). Nunca tuve problemas con falta de tiempo para atenderles, pues siempre puse en primer lugar atenderlos a ellos. Alguna bronca me costó, eso sí... En muchas ocasiones reflexionaba yo en que eran mucho más ejemplares estos agregados que muchos de los "adscritos numerarios". Y me parecía que eran realmente el Opus Dei que me había atraído.

- La parte dura de la labor con ellos fue que era dificilísimo que "cuajara" ninguna labor. Emprendimos innumerables montajes, nos rompimos la cabeza y no lográbamos nada. O sea, que ni pitaba prácticamente nadie, ni siquiera se conectaba casi nadie.

Ahí fue donde me empecé a dar cuenta del doble juego de los directores de Delegación, que no paraban de animarnos a emprender labores con audacia, nos aprobaban las ideas y luego nos las cercenaban, no nos enviaban curas, o -sin más explicaciones- nos cerraban la labor que habíamos montado durante duros meses. Aún recuerdo una actividad que montamos con gente del campo, que fue muy aplaudida por los de Delegación y puesta como ejemplo en cursos anuales y convivencias. De repente llegó una nota que decía sencillamente "Desmontad inmediatamente el----------------- y decid a los de casa que procuren obedecer con ejemplaridad y sin comentarios. Informad del cumplimiento de esta indicación a vuelta de correo". (los que habéis estado en consejos locales de centros del Opus Dei podéis entender lo que esto supone, para uno mismo y para los agregados) Con el paso del tiempo me dí cuenta que eso pudo deberse a conflictos burocráticos internos: en la Delegación te animan, para engrosar su nómina de labores y sin tener en cuenta que a lo mejor, llevados de esa "codicia", estaban contraviniendo una indicación de la Comisión Regional. Cuando en Comisión se percatan, dan el palo, para que a su vez no les riñan a ellos desde Roma. En todo este proceso, lo que queda machacado son las personas que están en la base.

Y uno de mis recuerdos más dolorosos también se debe a esos años, aunque no precisamente a los agregados. Lo relato en 'las inmoralidades del Opus Dei' de 28- XI - 2003

En resumen: mis mejores recuerdos del Opus Dei para los agregados.

Ñamñam







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