No salgo de mi asombro al ver la magna capacidad que tiene la Institución para jugar con la buena gente y salir ellos con su único interés cubierto: que el dinero quede en casa.

No deja de ser curioso: ellos crean a l@s adolescentes una crisis de vocación, ellos los seducen con métodos de coacción, utilizados por tantas sectas, para que piten, los tienen un tiempo en los centros (en donde cada un@ va haciendo su aportación, aunque sólo sea significativa, o en donde les exprimen lo mejor que tienen como personas), los rompen, los echan a la calle y los mandan al psiquiatra-psicólogo de turno.

En esta rueda tan habitual es curioso ver quien es realmente el que pita para toda la vida: por un lado tenemos a la persona con su dignidad y por el otro el dinero.

La persona mientras conviene permanece dentro de la Obra y cuando la rompen o deja de convenir la invitan a salir. Esa persona nunca podrá pitar de supernumeraria ni nada por el estilo, con lo cual ya no podrá acercarse con normalidad a un centro de la Prelatura.

Cosa distinta pasa con el dinero de dicha persona: cuando pita, aparte de las pequeñas aportaciones, es la propia familia quien se tiene que hacer cargo del numerari@, pero cuando empieza a cobrar un sueldo, es el numerari@ quien mantiene a la Obra ingresándolo todo para la institución. El problema viene cuando la directora y el consejo empiezan a ver que esa persona va a petar o que ya no les interesa. Es entonces cuando empiezan de una manera directa las maniobras para romper al sujeto. El único problema que se les plantea es que serán unos ingresos menos. Para ello han encontrado una buena solución: "los rompemos, los atamos a un psiquiatra de los nuestros y así desde la calle seguirán con los ingresos mediante el trabajo de nuestro centro de numerarios especializado en enfermedades psicológicas".

Con lo cual quien realmente tiene vocación a la Obra no es la persona, sino el dinero de su bolsillo.  Quien tenga dudas sobre esto que se pase por una de las consultas de la ciudad de B. en donde “se santifica en el trabajo” el Dr. J.d.D y allí encontrarán un centro de enfermedades mentales en donde todos los “profesionales” son de dentro y la mayoría de “enfermos” son ex. El resto también son de dentro.

P.D. En ningún caso pretendo ofender a aquellas personas que necesitan ayuda psicológica, la única intención de este escrito es poner de manifiesto la intencionada maldad que en muchos casos se realiza en la Obra con su “recto obrar”.